Nos fuimos vacaciones con el Gobierno de Sánchez recién nombrado, Podemos aplaudiendo enfervorecido el sí se puede, Ciudadanos sin saber lo que había pasado y el PP presidido por Rajoy.

Volvemos de las vacaciones.

Sánchez gobierna en minoría. Que se coma el turrón en Moncloa dependerá de quienes le colocaron allí y que ahora le están dejando solo en el Parlamento. Adriana Lastra está siendo un lastre, y no es un juego de palabras. Sánchez no puede ni debe confiarlo todo al populismo, da votos y hay elecciones, pero hay que llegar a ellas.

Rajoy ya no está en política, volvió al Registro de la Propiedad. El nuevo Presidente del PP, tras unas primarias de aquella manera, es Pablo Casado; no sabemos cuánto tiempo durará en el cargo porque está imputado por lo mismo que Cifuentes, cosas que pasan. Por lo visto la expresidenta no valía para el puesto por el asunto del máster regalado pero parece ser que esto no es obstáculo para ser líder de los populares. El otoño se presenta calentito en Génova, y eso que tienen que preparar el año electoral, y ver cómo sigue la Gürtel y demás tramas judiciales. Lo cierto es que están demostrando que lo suyo es una completa adicción a pasar por el juzgado. Otra explicación no tiene que hayan elegido a un presidente que limpio no estaba precisamente. Casado para esconder lo suyo pone los presos de ETA encima de la mesa, pero las víctimas no tragan más con el uso partidista del tema.

¿De los llamados nuevos partidos qué?

Podemos se desgañitó con el sí se puede tras la caída de Rajoy. Intentaron que Sánchez les diera la televisión, aquello fue el culebrón del verano; Rosa María Mateo hará lo que pueda con la tele de todos de manera provisional. También apretaron a Sánchez con el traslado de los restos de Franco del Valle de los Caídos, legalmente es complicado, el dictador saldrá de allí por Decreto-ley, aunque está por ver. Pablo Iglesias y los suyos después de un verano missing parece que se han vuelto pragmáticos, han decidido dejar de ser eternos Peter Pan y harán política. Veremos cuanto les dura, las elecciones están ahí y no les pega mucho ser perritos falderos de nadie.

A Albert Rivera la caída de Rajoy le descolocó lo suyo. El ascenso de Pablo Casado le perjudica, ambos son vendedores de Biblias, yernos encantadores de serpientes, cuñaos que todos tenemos en la familia. El líder de los naranjas reclama el centro para los suyos, Casado le desea que se le haga bola en el gaznate. Rivera busca un golpe de efecto para volver a liderar las encuestas, es de lo que vive, el tema de los manteros y la inmigración le está viniendo al pelo aunque huela a xenofobia.

Con este panorama inauguramos el curso político. Se acabaron las vacaciones. Bienvenidos, un año más, a la dura lucha del día a día.

Galiana