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Catalunya tiene President y unos Consellers, pero la anormalidad de todos estos meses no ha terminado. El sindiós en el que viven los catalanes y por ende el resto del país sigue ahí jodiéndonos a todos, seamos independentistas o no.
¿Cómo Rajoy ha permitido que un independentista de pro con tintes xenófobos vaya a estar al frente de la Generalitat? Si se nos pasara por la cabeza hacernos esta pregunta estaríamos dando muestras de que somos unos perfectos cenutrios, porque no habríamos entendido de qué va el juego.
La cosa es bien sencilla. Mientras Quim Torra no se menee mucho, ya estará Roger Torrent para medio controlar que la cosa no se le vaya demasiado de las manos, Moncloa podría levantar el artículo 155. Una vez Catalunya esté libre del articulito de marras el PNV no tendrá razón alguna para no apoyar los PGE de Montoro y así Rajoy se garantiza de una puñetera vez terminar la legislatura.
Todo es tremendamente fácil. ¿Si todo es tan sencillo dónde está la complicación?
La complicación está en que Torra no está por la labor de hacer las cosas fáciles, con el nombramiento de sus Consellers así lo ha demostrado. Ha gritado a quien quiera escucharle que es la marioneta de Puigdemont, tan o más independentista que él, y Torrent no va a ser capaz de controlarle. La CUP se sale con la suya, y Esquerra sacando tajada que para eso tiene a Junqueras en la cárcel.
Rajoy en este orden de cosas ni puede ni quiere quitar el 155. Ya se lo advirtió Inés Arrimadas, la lideresa de Ciudadanos siempre ha ido tres pasos por delante de casi todos, incluido su jefe de filas, que Albert Rivera mucha pose pero la que de verdad sabe como están las cosas por allí arriba es ella.
Sobre lo que puede pasar en Catalunya o no el tiempo lo dirá. Lo que sí es cierto es que la fractura en la sociedad catalana no va a hacerse más pequeña con la llegada de Torra a la Generalitat, todo lo contrario. Alguien que sólo habla para la mitad de los catalanes no cierra heridas, no tiende puentes, no suma, no construye, pero es lo que hay. Lo que hay es que la brecha entre independentistas se incrementa a pasos agigantados, lo cual nos llevará a un desastre todavía mayor del que ya tenemos.
Es en la fractura social donde debemos poner especial cuidado y es donde nadie lo está poniendo. Así las cosas cada cual mira para lo suyo, que no para el bien de los catalanes ni del resto de los españoles. A poco que nos descuidemos tendremos que pagar una factura con la que no contábamos, y no, no son temas económicos ni electorales precisamente a los que nos referimos, son esos de los que nadie quiere hablar porque incomoda solo mencionarlos.
Los dioses van a tener que hacer un trabajo bastante importante con gente como Torra y Rajoy al frente de la Generalitat y Moncloa respectivamente. Los catalanes y los españoles, los españoles y los catalanes mejor vayamos pensando en pasar por el confesionario para ir poniendo en orden nuestros asuntos.
Galiana












Pingback: Catalunya, un sindiós – Manuel Aguilar
Es una lástima lo de pasar por el confesionario porque muy religioso no soy. Se mantiene el 155 mientras no se avengan a razones y arreglado.
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En eso estamos
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