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Desde que el hombre nace
al abrigo de los árboles,
al abrigo del mundo,
al abrigo de su esencia.
Y bajo su disfraz
tiende una mano ultravioleta,
una mano invisible
una mano hacia el vacío.
Siendo la justicia que acabará por ahogarse
en su propia idiosincrasia,
siendo la justicia su propia tortura,
Estando los Hombres exiliados
en las noches infinitas
en las noches inmensas
en las noches omnibuladas
en la virginidad mate de los desiertos.
Buscan refugio en sus mentes,
mentes que poseen el rostro de joyas robadas,
y que con ojos de enamorado se expanden
como pantera de pelo azul.
Siendo finalmente el amor
quien nace del azar.











