El gobierno se llena la boca con los datos positivos del paro, cocinados a fuego lentos, eso sí. Números que han arrojado saldo positivo en el 2016, que le permiten a Rajoy y a su Ministra de Trabajo atrincherarse en su Reforma laboral.

Cada vez que baja la Tasa de Desempleo el gobierno habla de que la Reforma es positiva ¿positiva para quién o para qué?

Por partes, que como de costumbre nos estamos amontonando por la intensidad del tema.

Desde la Reforma Laboral la precariedad en el empleo es brutal. Salarios miserables y temporalidad supina son las características que rigen los contratos de los trabajadores.

No vamos a negarle a Rajoy que con sus medidas se ha generado empleo, sí, sí se está creando. La cuestión es que es tan esclavo que ya hay quien ha comenzado a llamar al mismo “Trabajo Kunta Kinte”

La nueva clase trabajadora que se está imponiendo es aquella que se mata a trabajar y que no llega a fin de mes. Se acabó el trabajar y no pasar hambre, al menos con esta reforma laboral.

¿Derogarla sería la solución? El Gobierno no quiere ni oír hablar de hacerlo más que nada porque no tiene necesidad alguna de enfrentarse a Merkel.

La oposición siempre ha tenido claro el objetivo de mandar al carajo la Reforma laboral aprovechando la debilidad de Rajoy, pero parece ser que no va a ser tan drástica la cosa.

El PSOE continúa en su lucha interna por aupar a Susana Díaz a la categoría de lideresa absoluta, para ello centra sus fuerzas en dejar pasar el tiempo para que “los sanchistas” se hagan agua. La gestora que preside Ferraz no tiene poderes suficientes para enfrentarse a un De Guindos que defiende el núcleo central de la reforma laboral a capa y espada, con lo que propone un tuneo más o menos serio, pero tuneo al fin y al cabo. Cierto que ha conseguido que el SMI se incremente como nunca desde hace años, punto para ellos, aunque el tema de los contratos basura está ahí y por lo que parece ahí va a seguir por algún tiempo.

La situación interna de Podemos hasta la Asamblea de Vistalegre II es de preguerra civil. Pablistas y Errejonistas se dieron una tregua en Navidad, de seguir por el camino que estaban tomando los acontecimientos dinamitaban el partido antes de tiempo. Para los podemitas la derogación de la Reforma Laboral era primordial, al menos eso vendieron a sus militantes. Ahora que han aprendido los vicios de la vieja política parece que le han cogido gusto a esto de mirarse el ombligo y ya, ya habrá tiempo de preocuparse de los problemas de los trabajadores.

En Ciudadanos siguen defendiendo su tesis del contrato único. De hecho forma parte de las 150 medidas con las que pactaron la investidura de Rajoy. Los de Albert Rivera no hacen más que decirle a Rajoy “¿qué hay de lo mío?” obteniendo el gesto típico de Rajoy característico de “no hay prisa, no hay prisa, ya lo resolveremos un día de éstos”.

El 2017 no parece que sea el idílico para los trabajadores. Tengamos fe y esperanza, de la caridad ya vivimos hace tiempo gracias a la reforma laboral.

Galiana