El gobierno en funciones de Rajoy tiene un serio problema, entre los distintos miembros no se llevan bien. Hasta la dimisión de Soria el tema era un secreto a voces, desde ésta no hay forma de esconder que quien más quien menos acude a Moncloa con la coraza al pecho y las pinturas de guerra sobre la cara.

Rajoy no ha querido mover a sus Ministros en toda la legislatura. Los cambios que ha realizado en el Ejecutivo han sido consecuencias de sonoras dimisiones. Gallardón le echó un pulso con el tema de la Ley del Aborto y se tuvo que ir, vaya si se fue. Wert dimitió no porque su Ley diera para ello, que los dio, sino porque “dos tetas tiran más que dos carretas”. Arias Cañete quiso ser Comisario en la UE y se largó, dónde esté Bruselas que se quite Madrid. Ana Mato aguantó lo que pudo, su imputación en la Trama Gürtel la mandó a casa sin hacer mucho ruido. Para ruido el provocado por “los papeles de Panamá” y la dimisión de Soria.

Consecuencias de la falta de oxigenación del Consejo de Ministros es que el personal está hasta el moño del que tiene en frente, y no ve la hora de librarse del colega.

Tener un gobierno en funciones divido en dos bandos fácil, lo que se dice fácil, no es, sobre todo si una de las partes está liderada por Soraya Sáenz de Santamaría. Esta mujer es como el veneno, se almacena en frasco pequeño y una mínima dosis es letal de necesidad.

A “los sorayistas” se le llena la boca de la palabra deslealtad cuando se refieren al otro bando. ¿Deslealtad respecto a Rajoy, hacia el PP, hacia los españoles? Están convencidos que las cosas se debían haber hecho de otra manera tanto en el gobierno como en el PP, sobre todo en lo referente a los escándalos de corrupción. Lo que hubiéramos dado muchos por ver el momento en el que Rajoy le dijo a Soraya que tenía que salir a defender a Soria tras el Consejo de Ministros del viernes pasado, y ésta le enseñó el dedo corazón mientras se colgó el bolso de Caperucita.

Frente a los partidarios de la Vicepresidenta se alinean el grupo de Ministros que han obtenido la cartera no por méritos propios, sino por ser amigos personales del Presidente. Ya sabemos que en el PP el amiguismo es la ley que impera a la hora de ser merecedor de un cargo, basta recordar como Rajoy fue elegido sucesor de Aznar, claro que si a éste le hubieran dicho que su elegido le iba a salir rana quizá se hubiera inclinado por Rato, mejor no pensarlo porque el ridículo que venimos haciendo a nivel internacional lo hubiéramos elevado a la potencia infinita.

“Los marianistas”, encabezados por un Margallo que le hace la ola a su jefe de filas hasta decir basta, defienden la idea de que el PP se desarmaría por completo si a Rajoy se le corta la cabeza. Lo que le va a “los genoveses” conjugar el verbo amenazar con la idea del apocalipsis.

Rajoy mientras sus Ministros se matan entre ellos continúa en su dontancredismo, ése que hasta la fecha le está funcionando que ni hecho a propósito para mantenerse en el poder.

Galiana