Esta semana nuestros políticos nos han enseñado alguna que otra lección, el que nosotros las hayamos aprendido o no ya es cosa nuestra.

A Rajoy no se le ha caído de la boca el verbo pactar. Por lo visto en un país donde no se dialoga no se puede avanzar. Ni sabemos si el Presidente del gobierno en funciones es laxo de memoria o pretende tomarnos a los españoles por idiotas, pero ha estado cuatro años, repetimos: cuatro años, negándose a dialogar con nadie que no fuera consigo mismo, porque por no hablar no lo ha hecho en todo este tiempo ni con los de su partido.

Pedro Sánchez le da a la sin hueso más de lo que les gustaría a sus Barones. El líder de los socialistas con los únicos que se niega a pactar es con el partido en el gobierno, y eso en algunos despachos de Ferraz está levantando ampollas.

El que se ha erigido como líder en lo que a tender puentes se refiere es Albert Rivera. El líder de la formación naranja tiene asumido que es la oposición, no porque se lo crea sino porque sabe que es lo que más le conviene para sus intereses. En caso de poner pegas la factura que debería pagar sería demasiado elevada para las aspiraciones de Ciudadanos, y no han llegado tan lejos como para echarlo todo por la borda por ponerse cabezones.

La palma en cuanto a lo de cabezas cuadriculadas se la llevan Pablo Iglesias y los suyos. El mantra sobre que Pedro Sánchez se ha vendido a los populares no se les cae de la boca, eso de que repite una mentira y todo el mundo creerá que es verdad parece ser su lema.

Para lemas, mantras y encabezonamiento no estamos precisamente, pero debe ser que a ciertos políticos les pagan por hacer gala de todas estas herramientas en lugar de por ejercer de servidores públicos.

Desde que se constituyeran las Cortes estamos asistiendo a un ruido que no es necesario y del que se podría prescindir pero, ya se sabe, hay quien si no está permanentemente en la foto no se siente bien.

En estos días desde que se ha puesto la XI Legislatura en marcha se echa de menos el correoso asuntillo de la transparencia. Las luces y taquígrafos de los que tanto presumían algunos ni están ni se les espera a la hora de hacer públicos los diferentes pactos de investidura, pero ya se sabe eso de dime de qué presumes y te diré de lo qué careces.

En resumen, en esta semana los políticos nos han enseñado que no han entendido nada de lo que les dijeron las urnas el pasado 20D. Los nuevos porque debe ser que no conocen las normas básicas de la política y pretenden hacer otras nuevas basadas en imposiciones, y los viejos porque siguen en su línea de pretender tomarnos el pelo una y otra vez.

Qué el fin de semana nos sea propicio y podamos descansar para acumular fuerzas, falta nos van a hacer para afrontar lo que se otea en el horizonte de la recta final de enero.

Galiana