Algo está cambiando en la política, en los políticos, a nivel internacional y nacional, que los españoles somos muy especiales pero no tanto. El nuevo líder del laborismo inglés, Jeremy Corbyn, viene a confirmar que la socialdemocracia puede volver a imponerse en la política.

La derecha está desquiciada con que esto pase, porque enseguida que ve cambios en el horizonte habla de desestabilización del sistema debido al radicalismo de la izquierda. Para empezar habría que decirles a los conservadores que radicalismo e izquierda forman un maridaje perfecto, que cuando a la izquierda se le olvida ejercer como radical es cuando vienen los líos.

La derecha se tira de los pelos porque la izquierda ha decidido desempolvar la bandera de la socialdemocracia. Ya era hora, y bienvenido sea el “desempolvamiento”, que desde los tiempos de Willy Brandt en Alemania, a Olof Plme en Suecia, y Felipe González en España ya ha llovido. Europa necesita como el agua de mayo un líder socialdemócrata, si Jeremy Corbyn resulta estar a la altura ganaremos todos mucho.

La cuestión está en saber si estamos ante una socialdemocracia como la del siglo XX que de tanto le sirvió a los franceses con François Mitterrand para colocarles a la altura de los grandes líderes mundiales, o si estamos ante otro tipo de socialdemocracia más acorde con los tiempos del siglo XXI donde la participación ciudadana y el bienestar social deben primar por encima de todo.

No nos pongamos nerviosos con esto de la socialdemocracia como hace la derecha, que el giro que está dando la izquierda hacia la izquierda no es más que la consecuencia de ir despertando del aburguesamiento en el que ha vivido desde finales del siglo pasado, ya se sabe que eso de acomodarse nunca es bueno.

La derecha ha estado vendiendo su lugar en el centro derecha como el Bálsamo de Fierabrás, capaz de curar todos los males, mientras giraba calladita y sin hacer ruido hacia la extrema derecha. Sirva como ejemplo el Primer Ministro de Hungría, Viktor Orbán, y su forma de solventar la crisis humanitaria de los refugiados de Siria.

Esta extrema derecha ultraconservadora tiene ante sí la posibilidad de una izquierda más socialdemócrata. Es consciente que si esto sucede la izquierda se hará fuerte, y a la derecha se le ponen los pelos como escarpias porque se sabe derrotada.

Para empezar, a Cameron que Corbyn esté al frente del laborismo ingles le da de todo menos risa. El político conservador inglés se marca “un Rajoy” en relación a Pablo Iglesias y los podemitas, acusándoles que son lo peor que le puede pasar a un país si llegan al poder porque será la destrucción del Estado y de las familias. El famoso cuento de meter el miedo en el cuerpo a los votantes que con tanto arte manejan “los genoveses” y que tan bien conocemos los españolitos de a pie.

La izquierda ha despertado de la hibernación, que la derecha se ande con el bolo colgando y verá como la nueva socialdemocracia les barre de un plumazo.

Galiana