Llevamos un año en que vamos de elecciones en elecciones y como en el juego de la oca, tiro porque me toca.

La verdad es que los españolitos de a pie estamos hasta el gorro de tanto acudir a las urnas en el mismo año, porque hay que ver qué añito llevamos, como para no estar hasta ahí mismo.

Empezamos en primavera con las andaluzas, que dejaron a Susana Díaz con los mismos diputados que había heredado. Los ERE no le pasaron la factura que muchos pronosticaron, y en Andalucía todo se quedó como estaba. Bueno, todo no, que el gobierno andaluz cambió de socio, antes tenía a IU y ahora tiene a Albert Rivera y los suyos.

No estaba claro con quien gobernaría Susana Díaz cuando llegaron las municipales y autonómicas de mayo. Al PP la corrupción, los recortes y la herencia recibida le pasaron factura y se pegó un batacazo de padre y muy señor mío. Unos ilusos seríamos si no reconociéramos que en Génova ya contaban con que algo así les podía pasar, pero fue mucho peor de lo que imaginaban. Que se lo digan a Barberá o a Cospedal, la primera se ha conformado con ser senadora para continuar siendo aforada, de la segunda no quiere ni oír hablar ni Rajoy que siempre fue su máximo valedor.

El verano dio una tregua a los políticos, si es que con los calores que soportamos en este país no se puede trabajar.

El curso político lo han inaugurado las elecciones en Catalunya. Aquí hay para todos los gustos, el President de la Generalitat en funciones las vende como un plebiscito sobre la independencia, y el Gobierno de Madrid como unas elecciones autonómicas sin más. El desenlace lo tendremos la noche del 27S, y de aquí a entonces nos queda mucha tela por cortar, tanta que ningún analista político se atreve a dar un resultado exacto de lo ajustada que está la cosa. Las encuestas pasan por cocina no una, sino dos veces, y hasta en tres ocasiones si se requiere, antes de salir publicadas.

El 28 de septiembre no acabaremos con nuestro periplo por las urnas, ya que para final de año, todavía Rajoy no se ha dignado en comunicarnos cuando será el día D, tenemos las generales.

Lo de dejar lo mejor para cuando estamos más que hartos de campañas electorales está hecho a propósito, para que metamos el voto que primero nos venga a la mano porque lo único que queremos es que se acabe este maldito año electoral de una puñetera vez.

Con el paso del nuevo año ya estará cada cual en su lugar, y hasta dentro de cuatro años. Será entonces cuando volveremos a tener otro añito como éste, salvo que en Andalucía la cosa se desmadre y haya que romper con Ciutadans, en Catalunya no se obtenga un resultado que permita tener un gobierno estable, o quien llegue a Moncloa se marque “un Tsipras” ante las presiones que Merkel y sus inestimables tijeras quieran volver a meternos en este país.

Galiana