Tras el 24 de mayo llegan los Looney tones

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Comenzamos el lunes 25 de mayo arrastrando el sueño de la resaca electoral. La mayoría de los votantes de ayer nos reincorporamos a nuestros quehaceres cotidianos, el resto farfulla entre dientes su perra suerte o se frota las manos porque ya sabe en que estará ocupado en los próximos cuatro años.

Sin amontonarnos, que la noche ha sido larga para casi todos, y los días que están por llegar en muchas grandes plazas va a ser un cúmulo de idas y venidas porque el verbo pactar es lo que se va a llevar de aquí a que empiece el verano, e incluso cuando la canícula nos tenga a todos más que sofocados.

Los resultados de la pasada noche no son sino la demostración de la tendencia que de un tiempo a esta parte estamos llevando. La ciudadanía quiere cambios, los busca, los necesita, pero a la hora de la verdad el miedo a mandar con viento fresco todo lo que conocemos y no nos gusta nos atenaza.

Las encuestas ya venían diciendo que la tendencia era la que era, pero como una cosa es lo que se dice por la boca y otra cuando metemos la papeleta en la urna, el suspense lo hemos mantenido hasta el final.

Lo mejor de todo es que todos han ganado, pero es que ya sabemos que cada uno cuenta la feria como le va. Es cierto que todos partían de la casilla de salida, pero los dados con los que tiraban así como las expectativas de ir avanzando por las casillas para llegar a la meta no eran ni parecidas.

En PP sabía que el palo iba a ser del quince, y su apuesta era perder lo menos posible. Lo importante era conservar plazas como Madrid, Valencia, a estas alturas de la película Aguirre y Barberá ni pactando con el diablo podrán gobernar.

Pedro Sánchez se jugaba mucho, lo sabía y aun así arriesgó. Gabilondo no es un político que la mayoría de los ciudadanos entiendan, más que nada porque el populismo no es lo suyo, y por desgracia la ciudadanía solo entiende de eso. Al líder de los socialistas le esperan tiempos complicados porque los Tomasistas y Chacón se le van a lanzar a la yugular en cuestión de horas.

Pablo Iglesias y los suyos picaban demasiado alto y aunque no han llegado donde querían están en todo lo alto. Su apuesta en Madrid con una Manuela Carmena que apareció a última hora en plan conejo de la chistera para defender a la coalición Ahora Madrid, ha sido el duelo estelar de la noche, no sabemos si la podemita se sentará en Cibeles porque toca conjugar el verbo pactar y en ello Carmona aún no ha dicho la última palabra.

Albert Rivera picaba muy alto, tal vez demasiado. Está ahí donde mucho pronosticaron pero no como ellos pensaban que iban a estar. En otoño si pactan como deben su peso será mucho mayor, pero de aquí a las generales falta mucho, mucho.

Respecto de UPyD e IU, dejemos que lloren sus penas de la mejor manera posible. A ambas formaciones les queda un largo camino por recorrer y veremos si son capaces de levantar cabeza para los comicios generales

Es lunes, tenenmos resaca y como dicen en los Looney tunes: “Esto, esto, esto, es to, to, esto es todo amigos”

Galiana

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Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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