El verde pistacho entró en mi vida cuando empecé a organizar una nueva casa, tras mi segundo divorcio. Primero fue una banqueta de Ikea. Luego la escobilla (no la busques en la foto). Después un juego de toallas pingüinudas que siguen cumpliendo su cometido años después (creo que las compré en 2002 ó 2003). Quienes conozcáis mi Instagram u otras fotos que he publicado en internet sabréis que el verde pistacho sigue a mi lado en mi día a día.
Por cierto, creo que realmente no es color verde pistacho, sino otro más ácido. Pero me da igual, yo le bauticé y así se queda. Verde pistacho.
@JoseRaigal













Que más da si es verde pistacho o ácido de verde pistacho, es el verde de la esperanza…
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Cierto, y la esperanza en cambiar todo lo que nos rodea es lo último que se pierde 😉
Un abrazo, Javier
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