Rajoy es un gilipollas integral o nos toma a todos por ello. Quizá por eso cada vez que abre la boca y suelta una soplapollez como la copa de un pino nos preguntamos ¿cómo es posible que alguien como él haya llegado a ser Presidente del Gobierno? o mejor aún ¿qué hemos hecho para merecernos tener un Presidente de tal calibre?

Podemos entender que tenga que decir que la economía va, aunque no vaya, pero de ahí a decir “la crisis ya es historia” y quedarse más ancho que largo va un abismo.

Lo mejor de todo esto es que mientras al Presidente del Gobierno no le duelen prendas en presumir que gracias a él y su “austericidio” dictado por Merkel se ha saneado nuestra economía, desde el Ministerio de Economía nos dicen que va a ser que no, que hemos entrado en deflación.

Deflación, para los que no lo sepan, es la bajada generalizada y prolongada del nivel de precios de bienes y servicios. Para que todos nos entendamos, sobre todo los que de economía estamos pez y vamos aprendiendo gracias a la brutalidad de la crisis que tenemos encima desde hace varios años, cae la demanda y la empresas reducen beneficios, con lo que para aminorar costes lo primero que hacen es despedir a tutiplén a los trabajadores. Para terminar el silogismo, más despidos suponen un mayor incremento de la Tasa de Desempleo.

Por si esto de estar en deflación no fuera moco de pavo, que lo es, la Deuda Pública llega ya al 96,8% del PIB, lo que significa que lo de crecer va a ser que no. Desde el Ministerio de Economía nos dicen que las previsiones de alcanzar el 100% de endeudamiento para el próximo año están ahí, aunque nos gustaría que no, pero va a ser que sí.

Con estos datos y otros que no vamos a exponer por no aburrir al personal con cifras negativas, a Rajoy no se le ha ocurrido otra cosa que decir que vamos a vivir las Navidades de la recuperación.

Para el Presidente del Gobierno los comercios están llenos de gente, lo de que las cajas están vacías no lo tiene en cuenta; en las barras de los bares no cabe un alfiler, debe ser los que frecuenta él porque es un negocio que no remonta ni queriendo y eso que podemos presumir de tener un bar en cada esquina; los españolitos tienen una nómina que llevar a casa, los dos millones de familias sin ingresos los pasa por alto porque tiene memoria de pez; y bla, bla, bla…

Los de a pie somos más que conscientes que la microeconomía en este país no encuentra la senda para salir de la crisis y eso que la buscamos con ahínco. Pero lo que no necesitamos es a un Presidente del Gobierno que a la primera de cambio y para promocionar el consumo en Navidad nos haga “un Pinocchio”, especialidad que por otra parte se ha convertido en marca de la casa.

Es triste descubrir que Rajoy vive en su mundo. Por nosotros que se quede allí, que no vuelva si así lo prefiere, pero antes de eso que convoque elecciones y nos deje tranquilos que de soplapolleces estamos más que saturados.

Galiana