Dicen que Alejandro Magno alimentaba a sus soldados con abundante cebolla para acrecentar su fortaleza. Mito o realidad, lo cierto es que se me quedó grabado cuando lo leí de adolescente porque, he de reconocerlo, la cebolla es una de mis debilidades más envolventes (y mira que soy proclive a ser débil ante muchas tentaciones).













A mi siempre las cebollas me han recordado a aquella famosa poesía…que tu bien sabes de quien es.
Un abrazo amigo
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