Descubrí el verde pistacho gracias a unas toallas muy simpáticas de pingüinos (algún día os las mostraré) que compré hace años. Empecé a combinarlas con el taburete y la escobilla de mi aseo. Y de ahí pasé a la cocina, donde ya he fotografiado algunos trastos en el mismo color. Hoy les toca a mis cuecehuevos automáticos (un minuto por unidad en mi microondas).
Esta pequeña manía cromática es uno de los detalles insignificantes de la vida que, en medio de tanta lucha importante, de tanto problema transcendente, de tanta tragedia que nos rodea, deja una pequeña válvula de escape a la frivolidad, tan necesaria en pequeñas dosis.
@JoseRaigal













¿Has hecho tres huevos? jejeje.
Un abrazo
Me gustaMe gusta