Este Gobierno nos tiene hasta el moño, y no porque sea un inepto haciendo su trabajo, que también, sino por la calificación tan pésima que tiene de la ciudadanía. Para Rajoy y los suyos los ciudadanos somos lo peor de lo peor, unos imbéciles que necesitan ser tutelados por el Estado y que, encima, como éste se descuide nos dedicamos a afanar todo lo que podemos y más.

El Gobierno empezó reformando la educación alegando que los informes internacionales decían que nuestros hijos eran unos zoquetes, y, ¡toma!, para que aprendan, una Reforma retrograda e involucionista que hará de nuestros hijos unos seres con mentalidades cuanto menos cavernícolas.

Después se atrevieron a introducir el copago farmacéutico. Alegaron que acumulábamos medicamentos, sobre todo los pensionistas y jubilados, en plan acaparador. Puesto que no sabíamos controlarnos la mejor forma de hacer pedagogía con el personal era tocarle el bolsillo.

En este orden de ser paternalistas, Gallardón pretende que se le apruebe una Ley del Aborto dado que las mujeres son tan idiotas que no saben cuando quieren ser madres. Ya está el Estado para decirles cómo, cuándo, y hasta donde.

Siguiendo con Gallardón, el Ministro de Justicia pensó que la ciudadanía utilizaba la Justicia como quien va a la compra, y para evitar que el personal se pasee por los juzgados como Pedro por su casa se sacó de la manga una serie de Tasas Judiciales donde para buscar Justicia tienes parné, o encima de cornudo, apaleado.

Por si todo esto no fuera indignante, que lo es, llega Montoro y nos llama descaradamente ladrones, defraudadores y demás en su campaña de sensibilización contra el fraude fiscal.

Alguien debería recordarle al Ministro de Hacienda que actualmente en los tribunales hay más de 2.000 causas abiertas por fraude en tramas tan conocidas como Nóos, los ERE de Andalucía, la Gürtel…

En todas estas tramas los que se han llevado el dinero a cuentas en Suiza, los que han malversado fondos públicos o los que han trincado en el nombre de la Jefatura del Estado, no son ciudadanos de a pie, son políticos y altos cargos que decidieron que lo de todos era suyo.

Tanto llamar “chorizos” a los ciudadanos y resulta que el último asunto que hemos conocido de churrimange descarado viene de Bruselas, donde 39 eurodiputados españoles tenían un Fondo de Pensiones de los Miembros del Parlamento Europeo -también conocido como «Programa Adicional de Pensión Voluntaria»- gestionado a través de una Sicav en Luxemburgo. Entre sus Señorías están Arias Cañete, Willy Meller, Elena Valenciano, el mismísimo Cristóbal Montoro, o Rosa Díez, quien para justificarse ha hecho “un Cospedal” alegando que ella no lo había incluido en su Declaración de IRPF aduciendo temas de simulaciones en diferido.

Partiendo de la base que los políticos y quienes controlan el poder deberían dar ejemplo con sus actuaciones, y viendo que en cuanto tienen oportunidad meten la mano en lo que es de todos, lo de tratar de tildar a la ciudadanía a priori de corrupta, fraudulenta y ladrona es cuando menos vomitivo.

Es lunes, final de mes y esto de empezar la semana estando hasta más arriba del moño por ser tachados como delincuentes sin juicio previo no es un buen augurio.

Galiana