Los cielos últimamente están revoltosos. Ora ofrecen una sinfonía de composiciones con increíbles nubes que se multiplican y amontonan, ora están azules y totalmente despejados, para aburrimiento y desesperación de quienes gustamos de fotografiar cúmulos, cirrocúmulos, cirros, estratos, nimbocúmulos…
Pero la puñetera manía del hombre de alterar la naturaleza, en cuanto ve un cielo limpio como el culito de un niño (de un niño recien limpiado, por supuesto) le lleva a rasgarlo con las estelas de las avionetas o cualesquiera otro artefacto volador, en esa fea costumbre de dejar su impronta por doquier.
@JoseRaigal













Estoy verdaderamente cabreado, de esta falta de consideración que nos hacen poniéndonos los cielos llenos de mierda. Muy cabreado.
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Si sólo nos pusieran los cielos llenos de mierda… pero vivimos en una sociedad tóxica enlodada en cada punto del cielo o de la tierra. Buen sábado, Javier 😉
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