El fin de semana ha sido completito. El sábado en Lisboa asistimos a la final de la Champions entre Madrid y Atleti, y luego fuimos a festejar el triunfo a Cibeles como correspondía.

El domingo, resacosos, eso sí, estábamos desde las 8 de la mañana con nuestro voto en la mano para acudir al respectivo colegio electoral, aunque debemos reconocer que lo hicimos con la nariz tapada dada la caterva de políticos que aspiran a representarnos en la UE.

Por la noche, una vez cerrados los colegios electorales, todos pendientes de los resultados y de cómo desde las diferentes formaciones políticas digerían la derrota o exhibían la victoria. Lo que se dice perder no le gusta perder a nadie, que se lo digan a los del Atleti, y cada vez que tenemos noche electoral nadie pierde porque quienes lo hacen le dan la vuelta a la tortilla, no a los resultados, para hacer creer a su electorado que tampoco ha sido para tanto. Ganar es otra cosa, es evidente que cuanto más pírrica es la victoria más músculo se saca, porque hay que vender a los tuyos que seguimos en la cresta de la ola aunque sea haciendo un ejercicio notable de no saber gestionar el triunfo.

Por partes, que entre tanta formación política la noche deparó mucho y no para todos por igual.

Empecemos por los minoritarios. Todos ellos han cantado victoria. Realmente ganar lo tenían fácil, con obtener algún voto ya les valía y eso es lo que han hecho Vox, Esquerra Republicana, Primavera Europea, Ciutadans, Movimiento RED, con suerte dispar.

El meollo de la cuestión está en IU, UPyD y similares. Siempre suenan como candidatos a romper el bipartidismo, pero finalmente se quedan en mucho ruido y pocas nueces. Podemos se ha colado en esta terna por sorpresa.

Llegamos a los dos grandes: PP y PSOE, y aquí hay que detenernos porque tenemos de todo.

Relacionando méritos con resultados, habría que decir que los dos han obtenido mucho más de lo que se merecían, porque mira que han hecho deméritos para que el personal les mandase al carajo pero… en este país el bipartidismo está tan arraigado entre la ciudadanía que, hagan lo que hagan, parecen que obtienen los votos necesarios para seguir estando en la pomada. Y eso que el descalabro ha sido importante.

Nuestra enhorabuena al Atlético de Madrid, fue un más que justo oponente pero nosotros, los merengones, somos lo nuevos y flamantes campeones de Europa.

Respecto de los resultados electorales, que los dioses nos pillen confesados en el Parlamento Europeo porque con Cañete y Valenciano como representantes nuestros nos van a hacer falta muchas plegarias.

Galiana