Cada vez que sale a la luz un nuevo caso de corrupción, una nueva situación donde quienes estaban en el poder han ejercido de Golfos Apandadores, nos entran ganas de vomitar de la vergüenza que sentimos.
El asunto de Adif es el último, por el momento, porque de aquí al 25 de mayo, fecha de los comicios al Parlamento Europeo, y dado que ninguno de los grandes partidos políticos tiene nada que contar en los mítines, va a ser un constante chorreo de mierda para que el personal vote más con las “tripas” que con la razón.
Lo de Adif es una, no sabemos cuántas van ya, malversación de fondos públicos rondando los 6 millones de euros mediante la certificación y facturación de obras y servicios no prestados dentro del proyecto del AVE a Barcelona.
De momento hay una decena de detenidos y Ana Pastor, que se las prometía muy felices, ha visto cómo en su Ministerio también la mierda salía por las ventanas y no se estaba enterando de nada. Ahora dice poner todo a disposición de la Justicia para que se aclare cuanto antes la situación y que el peso de la ley caiga sobre los culpables, pero alguien debería decirle que en sus competencias como Ministra entra eso que se llama responsabilidad por culpa in vigilando, y eso parece que desde que llego al Ministerio lo ha hecho poco y mal.
El asunto de Adif nos saca de nuevo los colores, nos hace quedar ante los ojos del mundo como un país donde quien llega al poder mete la mano para beneficio propio en lo que es de todos. Aquí no vale eso de tratemos de vender que se trinca a los Golfos Apandadores, porque quien más quien menos cree que el poder que ostenta le cubre las espaldas, lo malo es que la ambición les puede y al final es de tanto calibre lo que afanan que hasta un ciego podría verlo, y es entonces cuando pasa lo inevitable, estalla el escándalo.
Lo malo no es que se haya robado de este modo, que también, lo malo es que en el PP para quitarse el muerto de encima y hacer ver que Ana Pastor es una Ministra ejemplar y que en su Ministerio no se hacen estos chanchullos, se les cae la boca de decir que todo esto se fraguó cuando ellos no estaban en el poder, vamos que lo incluyen también en “la herencia recibida”.
Tanto mangoneo, tanto listo que se ha llevado a espuertas demuestra que somos un país de golfos, mangantes, de piratas modernos, de pícaros de siempre, de vividores… Podríamos decir que en este sentido somos manifiestamente mejorables, pero miedo nos da que quienes vengan, cuando tengan que venir, en lugar de limpiar despachos, cajones, armarios y sacudir alfombras ocupen el lugar buscando nuevos recovecos para seguir haciendo más de lo mismo.
Galiana












Todavía nos queda por ver más…pero aquí no pasa nada….
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Nunca pasa nada, salvo que metamos nosotros la mano en el saco, entonces la Justicia es implacable
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