La Justica es un chachondeo. No es algo que digamos nosotros sino en su momento, allá por 1985, Pedro Pacheco, por aquel entonces Alcalde de Jerez espetó por su boquita de piñón.

Años después de aquellas declaraciones, y dando un repaso a vuela pluma a algunas sentencias y a como se están desarrollando los últimos procesos judiciales, es más que evidente que algo falla. Podríamos hacer el chiste fácil con que a la Justicia la balanza se le ha desequilibrado un poquito a favor de los millonetis de turno, pero nos parece un tema demasiado serio como para hacer chascarrillos.

Sería fácil traer a colación la tardanza en la Instrucción del sumario de la Trama Gürtel. Dejemos que el Juez Ruz haga lo que tenga que hacer, no le metamos prisas que las prisas no son buenas y todos sabemos que como pise el acelerador y deje un resquicio tiene todas las papeletas para seguir los pasos de Garzón.

Golfos Apandadores aparte, hay sentencias que son cuanto menos extrañas.

Al tipo que, con sus facultades mentales perturbadas, fingió ser cura y secuestró con una pistola de perdigones durante unas horas a la mujer e hijo de Bárcenas en su propio domicilio le han impuesto una pena de privación de libertad de 22 años. Lo llamativo de este asunto no es que haya sido juzgado a una velocidad de neutrinos, que también, es que la condena sea más o menos la misma que le imponen a un hombre que asesina a su mujer.

Vale que las comparaciones son odiosas, y que esto suena al guión de una película en la cual el rico paga al abogado defensor del pobre para que el resultado sea que al inculpado le caiga como poco la perpetua.

Para los que piensan que nos gusta tirar del mediático Bárcenas, podríamos subir a la palestra al binomio Blesa/Silva, pero ese culebrón va a dar más que hablar que Falcón Crest así que mejor lo dejamos estar.

Lejos de estos casos tan llamativos como anómalos, donde mancharse las manos de sangre hasta donde nosotros sabemos nadie se las ha manchado, hay otros asuntos donde la Justicia se comporta cuanto menos de un “modo peculiar”, ya sea con sentencias que nadie entiende muy bien o con procesos judiciales que no acaban nunca.

En este maremágnum de desconciertos nos hemos topado con que tenemos mujeres que conviven en el mismo domicilio que sus maltratadores, víctimas de terrorismo y quienes les truncaron la vida haciendo cola en el mismo supermercado de barrio, menores que asesinan y apenas cumplen una mínima condena según lo dispuesto en el Código Penal entrando y saliendo de las comisarias …

No sabemos si la Justicia es un cachondeo como dijo Pedro Pacheco, pero lo que se dice seria no parece serlo mucho de un tiempo a esta parte. Y eso que no hemos hablado de los indultos con los que “juegan” ciertas personalidades de la vida política y social para no entrar entre rejas.

Lo dicho, los lunes suelen ser terriblemente injustos.

Galiana