Indignados, así es como llevamos la semana, con un cabreo que va in crescendo en la medida que nos topamos con la burda, barata y horripilante manipulación que el Gobierno ejerce sobre los Medios de Comunicación.

Hemos llegado a un punto en que de las victorias deportivas nos enteramos por la prensa generalista y por la especializada, de los líos de faldas siempre que no comprometan a miembros del Gobierno ídem de lo mismo. Si queremos estar informados sobre lo que de verdad sucede en este país ya no nos vale con hacer un repaso por toda la prensa española y sacar conclusiones, toca leer la prensa extranjera como en los tiempos de la Dictadura.

Podemos entender que la crisis económica está dejando a los Medios de Comunicación inmersos en respectivos ERE malamente negociados con el Gobierno, pero de ahí a deberle un servilismo a Rajoy, de ahí a ver cómo han vendido su derecho de primogenitura por un plato de lentejas va un abismo.

Los principales Medios de Comunicación de este país han cambiado sus directores en el último mes y medio. Tras sus respectivos ceses, despidos o renuncias, aquí ha habido diferentes formas de descabezar, el cambio en la línea editorial es más que evidente. Incluso los que jamás comulgaron con Rajoy le defienden a capa y espada.

La última, perdón la penúltima, manipulación suprema ha sido el tratar de esconder la grandiosa manifestación de casi dos millones según la prensa extranjera, que colapsó Madrid el pasado sábado.

A los Medios les salió rana que el Presidente Suárez no falleciera el sábado. Estaban preparados para tapar la Manifestación con su deceso ninguneando con ello que la ciudadanía se expresara en la calle.

El personal salió en tromba superando con creces la manifestación contra la guerra de Iraq en 2003, y algo había que hacer para tapar el divorcio de la ciudadanía con Rajoy a dos meses de las elecciones al Parlamento Europeo.

Los vándalos radicales que terminada la manifestación hicieron de las suyas por las calles de la capital fueron la excusa perfecta para intentar hacer creer al país que los antisistemas, arengados por Willy Toledo (le toca siempre hacer de malo en la película), no son más que unos animales que apedrean a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

Por partes, que no todos los elementos estaban presentes. Willy Toledo no incita a nadie a destrozar mobiliario urbano y a lanzar piedras contra la policía. Los vándalos radicales siempre han existido ¿o hemos olvidado al “Cojo Manteca” de cuando las famosas huelgas de estudiantes de los tiempos de Maricastaña? La policía se llevó palos, sí, eso es innegable, pero no de los manifestantes sino de los radicales ultras que siempre acuden a reventar las manifestaciones pacificas.

Resumiendo, que se nos está haciendo tarde, echamos de menos los tiempos en los que los Medios de Comunicación informaban con objetividad, de forma tendenciosa eso siempre, con independencia de quien gobernase en Moncloa.

Galiana