A Ucrania podríamos calificarla como zona caliente, siendo como poco suaves en el calificativo, pero no hace falta salir de nuestras fronteras para oler que la guerra está servida.

En Madrid los carros de combate no están en las calles ni nada parecido, que nadie se alarme, pero en Génova la gaviota del PP tiene las alas algo más que chamuscadas.

Esperanza Aguirre está desconocida, como si el partido le importara un pimiento. La lideresa de los populares madrileños siempre ha controlado todo con mano de hierro, o al menos eso parecía, y es por eso que no cuadra el comportamiento que está teniendo. Siendo bien pensados, que con esta mujer ya es mucho, diremos que eso de descubrir que muchos de sus más íntimos colaboradores forman parte del séquito de la Gürtel la tiene ligeramente trastocada.

Hasta que se diga lo contrario Ignacio González, no a mucho tardar, intentará renovar su cargo al frente de la Comunidad de Madrid pero, la verdad, lo tiene difícil. Para empezar nunca ha sido santo de devoción de nadie, eso pesa y mucho sobre todo cuando no cuenta con los apoyos de Rajoy ni de coña. Y no, no tiene que ver con que “el dedo” de la Aguirre le colocara de Presidente de la Comunidad, el atragantamiento de este personaje venía de mucho antes.

El Presidente de la Comunidad de Madrid no es que tenga un expediente inmaculado, va a ser que no, la cuestión está en encontrar la mano negra que mueve los hilos para que día sí día también, salga por capítulos la mierda que parece acumular debajo de la alfombra.

El flanco vulnerable parece ser su mujer, Lourdes Cavero, que ha presentado la dimisión como Vicepresidenta de la Patronal madrileña, una vez que el Presidente salió a la palestra a pregonar a los cuatro vientos que confiaba en ella para mantenerla en su equipo de cara a las próximas elecciones en la CEIM. En su momento todo ello nos recordó a cuando el Presidente de un club de fútbol ratifica al entrenador en su puesto y horas después le manda un burofax con su despido.

Lourdes Cavero logró mantener el puesto después de su imputación por un delito financiero y otro de blanqueo de capitales en el caso de la compra de un ático en una lujosa urbanización colindante a Puerto Banús. Ahora, salpicada por el escándalo del fraude millonario con los cursos de formación, con prisión por el momento para José Luis Aneri, no le ha quedado otra que salir por la puerta de atrás de la Patronal madrileña. Supuestamente ha presentado su dimisión para no perjudicar a Arturo Fernández, su Presidente, quien tampoco está resultando ser trigo limpio.

En Génova ver como González está exponiéndose más de la cuenta por los líos de su mujer, unido al desastre que Ana Botella está haciendo como Regidora al frente del Consistorio de la capital, les pone de los nervios. Es el momento de que Aguirre ejerza de lideresa o al final tendrá que salir por patas del PP.

Galiana