Rajoy ha decidido que su próximo oficio va a ser el de silbador -léase persona que va por la vida silbando- y de ahí que esté entrenando para el puesto por los pasillos de Moncloa cuando la ocasión así lo requiere. Da lo mismo el tema que se trate, la respuesta que da de primeras el Presidente del Gobierno ante cualquier asunto es silbar –léase hacerse el desentendido como si la cosa no fuera con él- y cuando le aprietan un poco se saca la chuleta que lleva en el bolsillo y lee el mantra que hace años pusiera de moda Jordi Pujol, ése que dice “ahora no toca”.
Asumiendo la incapacidad de Rajoy para hacer otras cosas que no sean silbar o citar a Pujol –suponemos que el político catalán algo cobrará por derechos de autor- el panorama que se presenta en el país y en el PP es desolador.
Tan desesperanzadora resulta la actitud de Rajoy que los suyos están hasta las narices de tanta desgana. Los “barones” del PP que aspiran a aposentar su culo en el Consejo de Ministros, estilo Cospedal, sotto voce echan pestes por los pasillos evitando que llegue a oídos de quien no debe para no perder las posibilidades del “ascenso”. Los que se saben fuera del juego para las siguientes elecciones, tipo Ignacio González, han decidido morir matando sin importarles las cabezas que rueden junto a las suyas en la caída.
Tanto el comportamiento del Gobierno como el del partido que está en el poder son cuanto menos incalificables y por mucho que hemos buscado no hemos encontrado otro país donde se produzca algo parecido. Aquí además tenemos el agravante que el partido en la Oposición se ha vestido de corto, ha saltado al terreno de juego pero poco más, porque de empezar a jugar… ya si eso.
El PP es un nido de víboras donde unos y otros se reparten los cargos con avidez y no esconden que son unos trepas a quienes no les duelen prendas clavar puñaladas por la espalda a quien sea, lo cual dicho sea de paso, y sin ánimo de ofender a nadie, resulta vergonzante no solo para sus votantes sino para el resto de ciudadanos.
En el PSOE las cosas no están mejor. Rubalcaba no ha resultado ser el líder que se necesitaba y sus compañeros de partido no saben cómo decirle -al oído eso sí- que va siendo hora de ponerse las pilas. Los que pretenden ir de osados por la vida como –García-Page– no hacen más que preguntar que lo de las Primarias para cuando, a lo cual es respondido por una larga cambiada de Griñán que para eso sigue siendo el Presidente del partido. López continua deshojando la margarita sobre lo de disputarle el puesto al Secretario General como esperando que le llueva el cargo por dedocracia. Madina tampoco quiere significarse en demasía por si acaso le dan una patada en el culo antes de tiempo. La que parece está subiendo como la espuma y no tiene miedo en pasar por encima de quien sea, incluido Rubalcaba, es la nueva Presidenta de Andalucía, Susana Díaz, quien sigue la máxima de a río revuelto ganancia de pescadores y allá que se ha colocado por si acaso le cae algo.
La situación en la política española no es deprimente, sino lo siguiente, pero, vamos, que mejor no nos quejamos porque siempre podemos ir a peor.
Galiana