Por fin viernes y estamos a las puertas de un fin de semana apasionante donde hemos comenzando la campaña electoral de forma oficial, oficiosamente hemos empalmado la campaña del 22M con la del 20N.
En principio deberíamos haber estado presentes en la pegada de carteles porque no da lo mismo quien gane o por cuanto se gane, porque quien obtenga el triunfo gobernará durante cuatro años y será una legislatura más que complicada dada la coyuntura socio/política/económica con la que se las va a tener que entender.
Pero… como quien decide en nuestro futuro es la UE no podemos evitar apartar los ojos del G/20. Esta vez no es una reunión más donde los líderes de los países más poderosos se dan palmaditas en el hombro, se piropean mutuamente y se hacen la consabida foto de familia sin haber tomado decisiones porque lo importante es pavonearse a los ojos del mundo y mostrar que, en apariencia, se siguen manejando los hilos.
Ni que decir tiene que Zapatero ha sido invitado a la misma para despedirse de él con un público y falso elogio a su gestión; miedo nos dan estos halagos públicos porque siempre son el preludio a una nueva exigencia que nos ahoga un poco más, y tal y como estamos apretar un poco más es complicado porque la lengua nos llega demasiado fuera y el aire empieza a faltar.
La verdad es que jugando con la Historia este G/20 nos recuerdan a la convocatoria en Cortes que hacían los reyes españoles para saber con cuantos de sus nobles contaban, solo que está vez los nobles llegan con las espadas en alto, dispuestos a morir o matar, no a comer y beber con el rey de turno y proclamarse campeón en un torneo de justas.
Francia y Alemania se sienten ultrajadas por Grecia, le tendieron la mano para sacarla del problema y de paso salvarse ellos mismos; los griegos fieles a la tradición del Caballo de Troya les pusieron mucha sonrisa para una vez dentro destaparse con un no vamos a acatar cuanto nos digáis. Ante esta afrenta Merkel y Sarkozy exigen una reparación de su honor con un claro o estás con nosotros o contra nosotros a lo que Papandréu ha dado marcha atrás plegándose a las condiciones de los nobles más poderosos desechando la idea del referéndum.
Lo dicho nos encontramos a las puertas de un fin de semana tremendamente apasionante, con el corazón dividido entre el arranque de una campaña electoral diluida por el desastre económico que vivimos y un G/20 donde Grecia se hincará de rodillas ante los poderosos una vez que ha envainado la espada.
Galiana