Atrapado en una vorágine de desgracias, Damián se sumerge en un día calamitoso que desafía toda lógica. ¿Qué misteriosa fuerza conspira contra él? ¿Qué giros inesperados le aguardan en este relato épico de adversidad?

Sigue leyendo para descubrir la insólita odisea de este protagonista en busca de una pizca de fortuna.

Clica para saber cómo se juega.

👇👇👇

No hay dos sin tres

Querida hermana:

Te escribo este e-mail desde mi lecho de muerte, bueno, quizás exagero un poco, pero con esta gripe que me tiene postrado en la cama, casi siento que mi hora ha llegado. Tengo todos los síntomas típicos: tos, estornudos y una fiebre que haría hervir hasta el mismísimo Polo Norte. Y lo peor de todo es que estoy solo, sin nadie que me cuide. Ni siquiera un gato que me mire con desdén desde la esquina de la habitación.

Ahora mismo, me siento como el protagonista de una película de terror, pero en lugar de ser perseguido por un monstruo, estoy siendo acosado por un virus malhumorado. ¿Por qué siempre me tocan estas cosas a mí? ¡Es como si el universo estuviera conspirando en mi contra!

Pero en fin, vayamos por partes como decía Jack el Destripador…

Hoy decidí aventurarme a caminar hasta el trabajo, porque el tráfico estaba más colapsado que un canal de YouTube de gatitos adorables. Entre pitidos, bocinazos y conductores que parecían estar participando en una competición de quién puede estresarse más rápido, me sentí un peatón en una versión terrenal del infierno.

Entonces, justo cuando pensaba que nada podría empeorar mi día, el cielo decidió abrirse y descargar sobre mí una tromba de agua comparable al diluvio universal. Ni Noé hubiera sido capaz de salvarse con ese aguacero. Así que, sin paraguas ni chubasquero, acabé empapado de pies a cabeza, con la certeza de que mi destino estaba sellado: ¡la gripe me esperaba al final del arcoíris!

Además, como si mi karma ya no fuera lo bastante pésimo, al regresar a casa, con síntomas de malestar general que rivalizarían con los de una estrella del rock después de una noche de juerga, me topé con una gitana en la esquina. Sí, una de esas que leen la mano por unas monedas y te dicen cosas como «te espera una gran fortuna». ¿Y qué me dijo a mí? ¡Que hoy sería un día con estrella! Pero claro, mi idea de «suerte» es que no me atropellen mientras cruzo la calle, así que decidí jugar a la lotería para probar, por si acaso, yo qué sé… Y, como era de esperar, lo único que gané fue un boleto directo al médico con la gripe de premio.

Otra cosa, ¿qué demonios le pasa al banco? Anoche tenía más dinero que un jeque árabe en su cuenta y hoy me mandan una notificación para recordarme que estoy en números rojos. ¿Qué he hecho, donar mi fortuna a una organización benéfica mientras dormía? ¡No me lo explico!, este será un nuevo caso para el ingenio de Sherlock Holmes.

Ah, y ¿sabes qué día es hoy? ¡Mi cumpleaños! Sí, esa fecha en la que uno espera que al menos su hermana se acuerde y le envíe un mensaje lleno de amor fraternal. Pero no, aquí estoy, recibiendo la felicitación del gas natural y el agua corriente, ¡que son automáticas!. Si eso, ya lo celebramos el año que viene.

En un último acto desesperado por mejorar mi día, decidí consultar mi horóscopo en internet. Y, para variar, me dice que hoy va a ser un día maravilloso en el amor, en el trabajo y que la suerte me sonreirá. ¿En serio? ¡Por favor, si mi día ha sido un desastre total! Ah, y me da un consejo: «Nunca hagas caso al horóscopo». ¡Qué ironía cósmica!

Bueno, hermana, creo que he descrito lo suficiente mi día de desgracias como para llenar un libro de tragedias. Así que me despido con la sabia frase que solía decir nuestra abuela: «Tienes peor suerte que un gato negro, pasando debajo de una escalera, cruzándose en tu camino un viernes 13.». ¡Cómo me hacía reír esa mujer!

Espero que vuelvas pronto y traigas contigo un poco de alegría y suerte, ¡la necesito más que nunca!

Con cariño (y un pañuelo en la nariz), tu querido hermano Fortunato.

Comprueba si has acertado el tema musical.

👇👇👇

@yugm76