Querido lector

Regreso de mis vacaciones con estos relatos llenos de situaciones insólitas, sentimientos profundos y realidades inéditas. Cada historia, escrita con pasión y ternura, busca tocar tu corazón y llevarte a nuevos horizontes. Espero que disfrutes este nuevo viaje literario tanto como yo al crearlo.

 ¡Bienvenidos de nuevo!

En la oscuridad de la noche, un alma atormentada se enfrenta a la traición que ha sacudido los cimientos de su realidad. ¿Qué oscuros secretos yacen entre los pliegues de la mente? ¿Cómo puede desentrañar la verdad en un laberinto de mentiras urdidas por aquellos en quienes confiaba?

Sigue adelante, el desenlace te dejará sorprendido.

Antes de empezar, recuerda cómo va esto, tal vez con las vacaciones se te haya olvidado.

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La sombra del engaño

La noche envolvía la ciudad con su manto oscuro, y yo, como una sombra entre sombras, me deslizaba por los callejones hacia la clínica psiquiátrica. Desde hacía meses, una inquietud insidiosa me carcomía por dentro, alimentada por las sombras que se alzaban en las sesiones con mi psiquiatra. Algo no encajaba y se ocultaba en los recovecos de sus palabras y gestos.

Con el sigilo de un ladrón en la penumbra, atravesé las puertas de la clínica y me adentré en los pasillos desiertos. La ansiedad me impulsaba, y mis pasos apenas susurraban sobre el suelo pulido. Había llegado el momento de desentrañar el misterio que me consumía desde hacía tanto tiempo.

El corazón latía con fuerza en mi pecho cuando alcancé la puerta del despacho de mi psiquiatra. Con manos temblorosas, giré el pomo y me adentré en la habitación, envuelto en la penumbra de la noche. Mi aliento se detuvo al ver los archivos que reposaban sobre el escritorio, como guardianes silenciosos de secretos inconfesables.

Mis dedos buscaron enloquecido entre los papeles, hasta que encontraron el expediente que contenía mi historia clínica. Mis ojos recorrieron las palabras escritas por la mano de mi psiquiatra, y allí, como un golpe en el estómago, encontré el veredicto que había desatado mis sospechas:

«Trastorno narcisista de la personalidad».

Las letras parecían arder en el papel, acusándome de un mal que desconocía en mí mismo.

Una grabadora reposaba sobre el escritorio, su luz roja parpadeando en la oscuridad. Con manos temblorosas, presioné el botón de reproducción y la voz del psiquiatra llenó la habitación. —…es evidente que su comportamiento refleja un patrón de grandiosidad y falta de empatía… —, las palabras del médico resonaban en el aire, como el eco de una sentencia inexorable.

Pero otra voz se unió a la conversación, una voz familiar y amada. Era la de mi esposa. —Deberías decirle la verdad—, sus palabras resonaban en el aire, cargadas de tensión y complicidad. —No podemos seguir así, mintiéndole.—Un nudo se formó en mi garganta mientras el vértigo amenazaba con devorarme vivo.

Antes de poder asimilar la revelación, tropecé con la alfombra y caí al suelo con un estrépito sordo. El dolor punzante floreció en mi cabeza, pero antes de perder el conocimiento, algo capturó mi atención: un destello plateado en la penumbra. Un pendiente, reluciendo en la oscuridad, idéntico al que había regalado a mi esposa en nuestro viaje de novios a las Maldivas.

La verdad me golpeó con la fuerza de un vendaval cuando recobré el conocimiento en una habitación de hospital. Las piezas dispersas del rompecabezas se ensamblaron en mi mente, revelando una imagen desgarradora. Mi psiquiatra y mi esposa, los pilares de mi confianza, estaban unidos en una relación clandestina, utilizando mi supuesto trastorno como escudo para ocultar sus engaños.

Ahora, me encuentro atrapado en un laberinto de sombras y mentiras, luchando contra un diagnóstico que amenaza con consumirme. Ingresado en el hospital bajo la etiqueta de un cuadro psicótico, me enfrenté a una realidad distorsionada por las artimañas de aquellos en quienes confiaba a ciegas.

¿Cómo puedo demostrar que no soy víctima de mi propia imaginación y desenmascarar la red de engaños tejida a mi alrededor? La incertidumbre me consume…

Relato hecho a petición de un tema musical de un lector.

Veamos si has acertado

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@yugm76