Llegamos al final de esta temporada con este último relato. Espero que lo disfrutes como broche final. Nos reencontramos en septiembre para seguir explorando juntos el mundo de la imaginación. ¡Disfruta del verano que te dejo buena compañía!
Intro:
En el renacer de la determinación, ¿qué secretos guardan las calles que arden bajo sus pasos? ¿Cómo una decepción se convierte en el impulso de una transformación audaz? Esta historia vibrante revela cómo una herida puede convertirse en fuerza indestructible.
Sigue leyendo y descubre el secreto mejor guardado.
Sin límites, sin miedo
Hoy es el día…, el amanecer, la noche o el día siguiente. A partir de ahora, de este momento, soy imparable. Voy a quemar las calles.
Tengo dos máximas en esta vida, una que cuando por cualquier motivo vienen mal dadas, lo mejor es agarrar la sartén por el mango y darle la vuelta a la tortilla; y dos, y esto es algo que aprendí hace poco y de lo que me volví fan muy rápido.
Fue en un programa de esos, que emiten ya fuera de horario infantil, en los que cada día entrevistan a un invitado, acompañado de un tono de humor. Pues bien, aquel día le tocaba el turno a una cantante de reggaetón argentina, que contaba cómo llegó a la fama, saliendo de un pueblo muy pequeño y de una familia de panaderos. La frase en cuestión, no fui capaz de fijarla en mi cerebro, es más, luego la estuve buscando y nada. Sin embargo, en mí, permaneció la esencia de lo que ella quiso decir: “Confiar en uno mismo, en que eres capaz de lograr cada cosa que te propongas, saber que vas a llegar a la meta…”
Como ya digo, a partir de ese día me impactó tanto la declaración de alguien que pudo alcanzar la fama con tan pocos recursos, por tan solo haberlo soñado y propuesto, que decidí que cualquier cosa puede hacerse en esta vida si se tiene autoestima.
Es curioso, ahora me doy cuenta de que las casualidades existen. Si aquella noche mi chico no se hubiera pillado un gripazo del quince, no me habría quedado en casa viendo la tele, nunca hubiera visto la entrevista y, por lo tanto, no me habría dado cuenta del valor de aquella frase que muy a mi pesar no consigo recordar.
Pienso en esto mientras me ducho, la música del móvil a todo volumen, no es reguetón lo que estoy escuchando, sino a uno de mis artistas pop favoritos. En cualquier momento, sonará el timbre y vendrá a quejarse el vecino de abajo. Otro día le abriría la puerta y le pediría mil disculpas, pero hoy no, nada ni nadie va a conseguir que me doblegue.
También, cualquier otro día, cogería uno de esos fantásticos vestidos estrechos que tengo en el armario, para sentirme más deseada y me lo hubiera puesto sin dilación. Esta noche no. Hoy es día de vaqueros ajustados, zapatillas, top y cazadora. Una vestimenta informal para disfrutar a partir de ya. Ni siquiera me voy a repeinar, y como mucho el maquillaje va a ser algo nude. Ser yo al cien por cien, que nadie se confunda, que no crean lo que no soy. En definitiva, brilla con luz propia.
El plan también es mío: salir de marcha. Copas, risas, y lo que surja.
¿Y todo esto por qué?
Muy sencillo, porque me han “roto el corazón”. Me engañó, me mintió, me fue desleal, etc. Se ocultó tras las típicas excusas como: “No es lo que parece”, “no significa nada para mí” o la que más me gusta, “estaba borracho y no sabía lo que hacía”.
Cuando descubrí toda la verdad de lo que había sido nuestra relación, y por fin abrí los ojos…, no dolió, tan solo una paz, de esas que te inundan el alma. Porque, a pesar de todo, una parte en mi interior lo sabía y estaba deseando pillarle o que pasase algo por el estilo.
Así que aquella noche, cuando me dejó en casa, atendí a ese impulso que desde hacía tiempo me latía en el corazón, lo seguí, y me lo encontré tres calles más lejos, comiéndose a besos y metiendo mano a otra. No me sorprendió.
Sin embargo, ellos sí que lo hicieron, cuando yo estallé en carcajadas, de verdad que fue así. Sus caras de asombro me miraban, mientras que él trataba de dar cualquier tipo de excusa, a la par que yo me reía. Una risa de liberación y de cambio a mejor.
Le voy a demostrar cuánto se perdió, y eso hay que hacerlo desde el interior. Podrá verlo en cada foto que mi grupo y yo publiquemos, o en los vídeos que grabemos cantando y gritando como locos.
Entenderá lo estúpido, engreído, egoísta y egocéntrico que se es por una infidelidad. Que, por tipos así, no merece la pena soltar ni una lágrima.
Hoy es el día…, el amanecer, la noche o el día siguiente. Voy a quemar las calles.
Relato hecho a petición de un tema musical de un lector.
Dale a la imagen para comprobar el resultado del juego.
👇👇👇














