Relatos musicales de @yugm76 en abril 2024: «Lealtad ciega»

¿Alguna vez has tenido un amigo tan persuasivo que te ha llevado a situaciones que nunca imaginaste? ¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar por un amigo que siempre logra convencerte, sin importar las consecuencias? Prepárate para sumergirte en un relato cautivador sobre una amistad que trasciende los años, pero que también desafía los límites de la cordura y la lealtad.

Lealtad ciega

En ocasiones creo que soy gilipollas o que tengo cara de tonto o algo similar, porque de verdad que entonces no me lo explico. Es en ese mismo momento cuando parece que oigo la voz de mi abuelo diciéndome: “Es que de bueno eres tonto. Tienes que espabilar”. Lo malo es que aquello me lo decía con apenas siete años, ya estoy rondando los treinta y parece que no he aprendido nada.

Toda esta historia también se remonta a cuando los dos nos conocimos en la escuela de infantil. Yo estaba rodeando la pierna de mi madre con un brazo, con el otro a mi perrito de peluche, ese que hasta el momento había sido mi compañero fiel, mientras tanto tú corrías de un lado a otro, con la más completa confianza en la “aventura” que íbamos a empezar a recorrer. Te acercaste a mí y con tan solo cuatro palabras ya me habías convencido de que aquello iba a ser lo mejor del mundo, que debía salir de entre las piernas de mi madre y aprovechar el momento. “¿Quieres ser mi amigo?”

Los años fueron pasando y aquellas cuatro palabras se convirtieron en charlas sobre cuáles eran los dibujos animados más divertidos, las mejores series y después las chicas que más nos gustaban, las conversaciones crecían al igual que nosotros y con ellas nuestras aficiones y maneras de expresarnos.

Aquella forma de aprovechar el tiempo, con el paso de los años, se transformó en tu modo de vida, haciendo tuya la frase de aquel poeta romano, Quinto Horacio Flac: “Carpe diem”.

La añadiste a tu vocabulario cuando vimos la película “El club de los poetas muertos”. En realidad, teníamos que habernos leído el libro para la clase de lengua y literatura de 3º de ESO. Me persuadiste con tu alegato que no merecía la pena perder varios días leyendo un libro cuando podíamos hacerlo en tan solo dos horas. Me convenciste a pesar de que amo la lectura. Nos pillaron, aunque la película es bastante fiel a la novela, aun así, con tu locuacidad, conseguiste que nos pusieran un cinco.

También me convenciste para que me fuera a vivir contigo cuando fuimos a la universidad. Nuestros padres, por lógica, no pusieron ningún impedimento, sabían que esta amistad ya duraba años, que más que amigos éramos como hermanos, pero algo dentro de mí sabía que aquello no era buena idea del todo. Aun así, accedí una vez más. Las fiestas que se montaron en aquel piso fueron apoteósicas, en contraposición a las calificaciones que arrastramos el primer curso. Una vez más nos libró tu labia, y tanto al casero, al rector y a nuestros padres, les demostraste que había sido un mal año lleno de cambios y que no volvería a ocurrir.

Durante estos años, siempre has funcionado igual, todo lo que te propones lo consigues, ya sea por motivos laborales, profesionales o familiares, posees el don de la palabra. Embaucas a cualquiera para conseguir tus propósitos, sin importarte las consecuencias que podamos sufrir los que tienes a tu alrededor. Podría tacharte de inconsciente, inmaduro, caprichoso, voluble, y sobre todo, un Don Juan. Si a eso lo unes a tu famosa e inseparable frase, da como resultado un coctel explosivo del que es difícil, por no decir imposible, que te estalle en cualquier momento en la cara.

Me has llamado, encandilándome una vez más.  Recriminándome todos los supuestos favores que me has hecho; asegurándome que no había otra salida; que tenía que ayudarte; que jamás me volverías a pedir algo por el estilo; que interviniese; has alegado que yo te conozco mejor que nadie y que si yo se lo explico, ella lo entenderá… En definitiva, mil argumentos a cada cual más válido… El caso es que al final me has persuadido y he aceptado.

Lo dicho, o soy tonto o me lo hago. Ahora soy yo el que se tiene que comer todo el marrón y solucionarte la papeleta… Aunque con sinceridad, y a pesar de habértelo prometido aún no sé muy bien como lo voy a hacer, y mucho menos qué le voy a decir…

Estás loco y, sin embargo, una vez más me arrastras contigo. ¿Cómo eres capaz de pedirme, mejor dicho, de exigirme algo así? ¿De qué manera pretendes que rompa con mi hermana por ti?

Dale a la imagen para comprobar el resultado del juego.

👇👇👇

@yugm76

Avatar de Desconocido

About Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
Esta entrada fue publicada en Literatura, Relatos, Relatos musicales, Temporada 4, Yu Gm y etiquetada , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario