En el comienzo del día, dos almas se entrelazan con pasión. ¿Cómo se aprehende la belleza y la intensidad en un momento? ¿Qué sucede cuando los corazones laten en sincronía? Este relato magnético captura la fuerza del amor que despierta al alba.

No imaginas el giro que aguarda al final…

Instantes Robados

Está amaneciendo. Me despierto con la poca luz que entra por las rendijas de las persianas. Una atmósfera de tranquilidad y sosiego inunda el cuarto. Puedo sentir mi respiración lenta, relajada, descansada. Hoy va a ser un gran día, lo presiento.

Es domingo, muy temprano, lo sé por la luz, no porque haya consultado la hora. No he mirado el reloj, no quiero hacerlo. Solo necesito sentir cada sensación que me envuelve en estos minutos. Percibir que el día aún no ha empezado para el resto, que todos vosotros aún estáis soñando, que soy el único que ha arrancado el día.

Miro hacia tu parte de la cama, aquí yaces dormida, con tu eterna postura. Boca abajo, casi de lado, con un brazo debajo de la almohada y el otro agarrando al cojín que usas desde que te conozco. Según tú necesitas coger el sueño abrazada a él, si no, no descansas. En alguna ocasión he sentido celos, lo reconozco, preferiría que lo hicieras conmigo.

Estoy de lado, apoyado sobre un codo, observándote. Me gusta verte mientras duermes. Creas un remanso de sosiego y calma a tu alrededor casi indescriptible y atrayente por completo. Estoy convencido de que cualquiera que durmiera a tu lado quedaría atrapado por esa sensación que emanas.

No puedo dejar de mirarte. Me atraes tanto, te amo tanto, que no pienso nada más que en poder pasar cada minuto de mi vida contigo. Mantener esta familia que hemos creado, vivir y envejecer a tu lado. Por fin morir junto a ti. Sí, eso también estoy convencido de que sucederá así, y es por egoísmo, nunca sería capaz de perderte, de no volver a sentir tus caricias, no ver jamás esa eterna sonrisa o esa mirada que ilumina el alma. Quiero pensar que será así. Que nunca te irás de mi lado.

Un mechón de tu pelo rizado se te cae sobre la cara, lo retiro con toda la lentitud de la que soy capaz. No quiero que nada te despierte.

Siempre he presumido de tener una mujer con el pelo de Julia Roberts en Pretty Woman, aún más brillante, ese tono que hay entre el rojo y el naranja, para mí es como el fuego. Poco me ha importado si era teñido o no, prefiero ignorar ese detalle, con la inocencia de un niño que se cree cualquier cosa. Tú para mí eres pelirroja y ya está.

Abres los ojos, y me alumbras con esos dos focos verdes heredados de tu abuela. Esa mirada que combina un toque atractivo con un halo de misterio que me envuelve y me hace encontrar el camino al mismo tiempo. Solo con mirarlos puedo notar tu tranquila autosuficiencia, tu imprevisibilidad, originalidad, creatividad, e inteligencia. Todas esas cualidades que me vuelven loco, que día tras día, hacen que aún permanezca en la fase de enamoramiento.

Me sonríes, y consigues transportarme por completo a tu mundo de fantasía. Una sonrisa deslumbrante que ilumina rostros y corazones. Sus curvas suaves transmiten calidez y alegría genuina. Cada destello revela felicidad contagiosa, mientras los ojos brillan con dulzura. Es una obra maestra de la expresión humana, capaz de derretir preocupaciones y crear un instante de conexión mágica.

Me das un fugaz beso en los labios. Todo mi cuerpo desearía más. Poder poseerte en ese mismo momento, hacerte mía, sentir cada poro de tu piel, disfrutar de nuestro amor. Sentirte, amarte una vez más. Sin embargo, eres más rápida, y de un brinco saltas de la cama. Zafándote de mis brazos, escurriéndote de ellos, como agua entre los dedos. Huyendo de mí y provocándome un deseo aún mayor, codiciándote.

—Voy a ver si las niñas siguen dormidas y ahora vuelvo — Anuncias con un tono juguetón y sensual, avisándome de lo que ocurrirá a tu regreso.

—Te amo, Ana — respondo.

Entonces, tu mirada se transforma, es penetrante, envenenada por la intensidad del odio, emanando una energía gélida y hostil. Proyectando el peso de la aversión profunda, provocándome incomodidad y malestar, porque sé que está cargada de veneno emocional.

Cierras la puerta de un portazo, haciendo que tiemblen todas las paredes de la casa. La magia se ha roto

Otra vez, sin querer, he utilizado el nombre de mi ex.

Dale a la imagen para comprobar el resultado del juego.

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@yugm76