Los Relatos musicales de @yugm76 comienzan temporada: «El mar de los recuerdos»

Vuelvo de las vacaciones para adentrarte en el universo de la fantasía. ¡Nuevos relatos y juegos te aguardan! Prepara tu mente para un emocionante viaje esta temporada.

Como puedes ver tengo nuevas ilustraciones, ¡no te despistes!.

En el eco del pasado él se adentra en un viaje nostálgico que le lleva a un reencuentro inesperado en la costa. ¿Qué cambios habrá experimentado a lo largo de los años? ¿Qué le impulsó a regresar a este lugar después de tanto tiempo?

Cautívate en cada línea, el desenlace te sorprenderá.

El mar de los recuerdos

Quince años no es nada comparado con la inmensidad del mar.

Eso mismo me digo mientras observo desde la costa del Azahar el Mediterráneo. Una playa en forma de bahía, donde las olas del mar golpean de manera moderada y poco profunda. La típica playa tranquila especial para familias, con su arena fina y dorada que invita a sentarte a hacer castillos con los críos. Apenas tiene un kilómetro, que incita a pasear por la orilla, mientras el salitre, el sol y la brisa se adhieren a tu cuerpo para proporcionarte ese tono bronceado que solo da el mar.

Estuvimos veraneando allí desde que apenas era un bebé. Recuerdo los largos viajes de madrugada. Ya iba con el bañador puesto fuera la hora a la que fuera cuando llegásemos, lo primero que hacíamos mis hermanos y yo era meternos en el mar. Darnos un baño, disfrutar de esa sensación de tranquilidad y relajación que nos producía el agua del mar. Era el primer día sin clases y teníamos todo el verano por delante.

Ese año nos habíamos propuesto pasárnoslo bien, a los tres nos dejaban ya entrar en las “discotecas” y teníamos muchas ganas de adentrarnos en ese mundillo al ritmo de canciones como “Venezia”, “Ni tú ni nadie”, “Amante Bandido” o “Live is life”, entre otras.

La única que era oriunda de allí era Marina, la hija del heladero. Nos ponía al tanto de las novedades y de lo que había ocurrido en el pueblo durante todo ese tiempo de ausencia.

Aún recuerdo cómo salió de la puerta de la heladería a recibirnos aquel año. Siempre con permiso de su padre que trataba de enseñarla el oficio para que algún día la tienda fuera suya.

Aquella niña de pelo castaño, iluminado por mechas naturales del sol, con dos trenzas, ojos verdes y piel siempre morena, había crecido. Transformándose en una chica dulce que emanaba vitalidad por todas partes. Siendo la misma me di cuenta de que había cambiado… y mucho. Supongo que al igual que yo, porque cuando se plantó delante de nosotros, ninguno de los dos supo que decir, algo se había despertado en nuestro interior que hizo que aquel verano fuéramos inseparables.

Los demás amigos de la pandilla fueron llegando a lo largo de los días. Aunque, la verdad, yo solo tenía ojos para Marina. Pasábamos las horas que podíamos juntos. Ella intentó algunas veces enseñarme a hacer surf, era una experta, sin embargo creo que yo no había nacido para ello. En alguna ocasión me atreví a cogerla de la mano, pero poco más.

El verano se fue pasando a una velocidad de infarto.

Recuerdo aquella última noche, un veintiocho de agosto, la luna llena, enorme, brillaba desde el cielo. Íbamos solos, cogidos de la mano por el paseo marítimo, queríamos sentarnos en las rocas que coronaban la cala del final de la playa. Sentir y escuchar el mar antes de que me marchará. Sabíamos que volvería nueve meses después siempre y cuando el trabajo de mi padre nos lo permitiera.

No sé cómo ocurrió, si fue por el sonido ambiental, la virazón que bañaba nuestra piel y nos inundaba de maresía, la luz de la luna o yo qué sé. El caso es que en un arrebato acerqué mis labios a los suyos, cerré los ojos y la besé. Un contacto mínimo, de esos limpios, tranquilos, eternos, de los que se recuerdan toda la vida, como promesa de un reencuentro.

A lo largo de aquel invierno, la empresa de mi padre tuvo muchas pérdidas y vendió el apartamento. Se acabaron las vacaciones, el mar, la playa y, sobre todo, Marina. Las circunstancias, la juventud, el tiempo y la distancia, hicieron que me olvidara de aquel compromiso

Quince años después un grupo de amigos propuso hacer un viaje a la costa. No sé por qué, de repente, se me vino a la mente este lugar… Y ella.

He bajado del hotel que hay donde antes estaban los recreativos. Nada está como recordaba, excepto la heladería, que sigue resistiendo al tiempo. Dentro una mujer despachando helados a una familia.

En ese instante nuestras miradas se cruzan:

—¿Marina?…

—¿De verdad eres tú? Has cumplido la promesa, has vuelto.

La solución juego la tienes clicando en la ilustración.

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@yugm76

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About Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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2 Responses to Los Relatos musicales de @yugm76 comienzan temporada: «El mar de los recuerdos»

  1. Avatar de Ángel Ebri Ángel Ebri dice:

    El mar de Lis recuerdos, precioso creo que todos los jóvenes han pasado ese momento tan especial, yo no porque no conocí la la playa hasta los 22 años, precioso. Estos son podcast o canal de YouTube?

    Saludos

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    • Avatar de yu gm yu gm dice:

      Para empezar muchas gracias, me encanta que te haya gustado.
      Puedes leerlo aquí y los jueves puedes ver un «vídeo – relato» en Youtube. Mi canal es Shadowcat @yuris76g por si quieres echarle un vistazo.

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