Los Relatos musicales de @yugm76: «La noche de San Juan»

Cuando, tras el día más largo del año, el sol comienza a decaer y los días tienden a acortarse pueden efectuarse algún tipo de hechizos y rituales.  ¿Crees en la magia?

La noche de San Juan

Todos los años, para empezar el verano con buen pie, un grupo de amigos y yo viajamos a Coruña, nos gusta participar en el ritual de saltar la hoguera. Toda la ciudad espera a que el sol se esconda y llega la hora de celebrar el solsticio de verano, se encienden los fuegos y comienza una noche mágica llena de diversión. Es la noche de San Juan.

Como era la costumbre, ni cenábamos, primero a cañas, luego copas, y por último a la playa. Tampoco íbamos en busca de nada, tan sencillo como una quedada con los amigos para divertirse y poco más.

No pintaba muy distinta a la de los otros años. Además, ya nos habíamos recorrido los tres primeros bares y prometía ser bastante larga. Nuestras risas y voces podían oírse por toda la terraza del local. El dueño ya nos conocía y había desistido desde hacía tiempo en llamarnos la atención. Sabía que éramos inofensivos, “mucho ruido y pocas nueces”.

Hubo un momento en el que mi vejiga dijo basta y no me quedó otra que levantarme de la mesa e ir al baño. El local estaba lleno, como siempre, y esos metros hasta llegar al lavabo se me antojaron enormes, menos mal que no había cola. 

Cuando salí, más relajado, me encontré con tu mirada limpia, profunda y transparente, podía verte el alma. Tu pelo, suave, hermoso, fino y de una gran belleza, resplandecía debajo de los focos. Una bella mujer, con un físico perfecto, como un ángel caído del cielo que me cautivó.

No era posible que estuviera borracho porque esa noche me tocaba conducir a mí, y entre refrescos de cola y cervezas sin alcohol había ido transcurriendo toda la velada. 

Volví con la mayor rapidez posible a la mesa, para contarles a mis colegas lo que me había ocurrido y disculparme porque les iba a dejar plantados. Sabía que era una putada, tenía que llevarles yo, así que les di dinero para que pudieran coger un taxi. Y entré de nuevo en el local. 

Seguías allí, deslumbrante, pero esta vez estaba seguro por completo que eras real. Me observabas sonriendo al tiempo que me hacías una seña con la mano para que me acercara. Miré hacia atrás por si acaso estaba equivocado y el gesto no era para mí. Imposible, no había nadie.

Me acerqué con timidez, eras demasiada mujer, temeroso de que los signos fueran erróneos y me despacharas con un “piérdete chaval”, “tengo novio” o “me parece que te estás confundiendo”, pero no fue así.

Fuiste alejándote de tus amigas poco a poco hasta que nos encontramos frente a frente, y sin darme cuenta comenzamos a charlar.

Tan solo me pediste que ninguno de los dos debía decir cuál era su verdadero nombre, ni de donde éramos ni a que nos dedicábamos, seriamos dos simples desconocidos disfrutando de la seducción de esa noche. Además, así en nuestro recuerdo la relación sería perfecta, nos quedaríamos con lo bueno.

San Juan y la “luna de fresa” efectuaron el hechizo y no pudimos despegarnos en toda la noche. Risas, conversación, complicidad, empatía en dosis perfectas para una velada sin igual, inimaginable e inimitable. Terminamos durmiendo en la playa. 

Cuando desperté, ya te habías marchado y no me di ni cuenta. No entiendo cómo si estábamos abrazados. Tenías razón, fue la relación perfecta, sin malos rollos ni reproches. Espero que te esté yendo bien y que de vez en cuando te acuerdes de mí. Por mi parte yo no consigo olvidarte, te busco en cada mirada y solo te apareces en mis sueños.

A veces hasta pienso que eras un hada producto del encanto de la noche de San Juan.

@yugm76

La solución juego la tienes clicando en la ilustración.

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About Galiana

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