“Renovarse o morir” por @PercheronAC

Llevamos semanas hablando de lo que no pasa de ser un mero anuncio: las gafas de Apple, toda la presentación donde nos inundaron con especificaciones técnicas (no todas) y deslumbrantes imágenes (la mayoría en perspectiva externa a las gafas) al final se resumen en eso, un espectacular anuncio que no da mucho más de sí. Las razones con sustancia, sea para poner las gafas a caer de un burro o explotar de gozo y frenesí, llegarán cuando empiece la experiencia de uso masiva y veamos de qué son capaces de verdad de la buena.

Y es que la industria de la tecnología tiene una urgente necesidad de innovar continuamente, para ello se devana los sesos y al final no siempre hay posibilidades (o genios creativos) para conseguirlo.

Ya estaba yo un poco hasta los pelos del asunto de las gafas, escuchando a los podcasters y youtubers hablando de ellas como si existiera el producto final cuando me llega info de Fruitz, una nueva aplicación que, dicen, le hace sombra al mismísimo Tinder. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Pues lo mismo que con las gafas esas que, parece, acabarán siendo una copia muy mejorada de otros productos que ya había en el mercado. O las empresas se esfuerzan por renovarse, o al menos aparentar que lo hacen, o acabarán en el basurero del mercado y de la historia.

No voy a sacar los ejemplos tan sobados de Blackberry o Blockbuster, imperios contemporáneos de la tecnología aplicada a la comunicación y al ocio que se deshicieron como azucarillos cuando se estancaron. Me voy a volver a Tinder, ahora amenazado según dicen por Fruitz. ¿De verdad aporta tanto la nueva aplicación de las frutitas como para amenazar la posición de Tinder? Tengo un handicap, no uso estas aplicaciones y su funcionamiento lo conozco muy por encima porque me he esforzado en enterarme, con lo cual mi experiencia de uso es corta, pero por la información que circula en redes y lo que he practicado, sinceramente, no le veo las claves para que sea tan competitiva.

Pasó algo parecido con BeReal, que decían que iba a ser el final de Tik Tok, de Instagram y de cualquier otra herramienta parecida. Hasta donde yo sé, entre las jugadas de estas empresas para defenderse y las limitaciones de la propia aplicación, la cosa quedó en agua de borrajas.

Tengo la sensación de que los usuarios tenemos hambre de novedades reales. Un hambre que nos hace propensos a deslumbrarnos con cualquier novedad, sean las gafas de la Apple más inmovilista de la historia o cualquier aplicación que gestione medianamente bien su presentación en sociedad. Lo decepcionante es cuando el hype es tan alto y las expectativas tan desaforadas que luego la cruda realidad nos baja al suelo de golpe.

Ahora bien, no desdeñemos el arma secreta de las compañías que somos nosotros mismos. Si queremos ilusionarnos, algunos serán capaces de hacerlo hasta el extremo de autoconvencerse de las maravillas del nuevo producto o, lo que es peor, de decepcionarse pero no ser capaces de expresarlo abiertamente y fingir que siguen encantados con el truño de turno.

Y mientras la rueda sigue girando.😉

@percheronAC

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About Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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