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Poseen tus ojos
una piedra angular,
reflejo de la luz y de la ausencia
fruto de la espera y de la duda,
en este escenario
repleto de almas viscerales.
Te conviertes
en cómplice de una idea,
que fluctúa
entre la nada y la incertidumbre.
Resulta fácil
sucumbir a la tristeza,
meter la cabeza
en moldes de arcilla,
permeables al frío y al calor
de los átomos ionizados.
Permaneces inmutable
suspendido en la Historia,
absorto
en la fragilidad de tus días cómodos,
absorto
en la levedad de tus días.
Un sombrero
se ha desprendido de tus brazos
con un mensaje intermitente:
“Aunque pierdas la batalla ante la muerte
nada muere en los jardines soleados,
pues una flor caduca
puede ser más fuerte que una tormenta”.
@SaraRiveraGome2











