Estas paredes
testigos de los días azucarados,
se sienten confusas,
extrañas,
cada vez que exhalas
tus fantasías invisibles,
y te disfrazas
con trajes obsoletos.
La irracionalidad,
ha sido demasiadas veces izada
en nombre de un dios inexistente.
Tus palabras
huidas del diccionario,
forman nebulosas,
que se extinguen de inmediato
al carecer de esqueleto que las mantenga.
La indiferencia
golpea cada día a mi puerta.
Aunque te exhibas
con todas tus armas.
Aunque me golpees
una y mil veces,
víctima de la ira y de la impotencia.
No doblaré nunca mis rodillas,
no me someteré a tu yugo,
pues la vida
por fin ha vencido,
mientras la muerte
se da un banquete con tus entrañas.
@SaraRiveraGome2