Construimos una sociedad en la cual nos permitimos decir burradas a la persona que tenemos enfrente.

Si ésta osa levantar la voz contra nosotros dado el agravio recibido, respondemos con otro superior. Hemos cogido la costumbre de parapetarnos en la siguiente frase: ‹‹Hay que ver la piel tan fina que tiene››

Como si nosotros sí tuviéramos derecho a agraviar con insultos pero el resto del mundo ni siquiera tuviera derecho a defenderse.

Una sociedad pistonuda la nuestra, la verdad es que sí.

Galiana