Esta Nochevieja pasada no tenía ninguna intención de salir. Estoy harto de ver cómo mis amigos disfrutan restregándote lo felices que son con sus parejas, en una especie de bullying especial solteros que maldita gracia me hace.
Podría alegar que la causa de estar desparejado es el trabajo, mentira, la empresa que creé hace cinco años funciona de maravilla y me permite tener tiempo para dedicarme a hacer lo que me dé la gana, incluso podría tener una cuenta en Tinder o sitios similares, pero eso no es lo mío.
La excusa de pasar los fines de semana en el gimnasio podría usarla dada mi apariencia, pero no. Lo mío es genético, siempre he cuidado bastante la alimentación y tampoco he sido muy amigo de cerrar bares.
Debo reconocer que la lectura y algún canal de pago de televisión me entretienen bastante. Alguna distracción debo tener ya que las visitas familiares de los domingos es algo que aborrezco.
Quienes me conocen me definen como un tipo intelectual, lo cual es una falacia infundada, basada en mi hábito de leer que molesta a determinadas personas.
Mi relación con las mujeres no es de amor/odio. Me resulta fácil ligar con ellas, pero uno llega a una edad en la que buscas algo más que un encoñamiento, y no he encontrado una mujer que me lo ofrezca.
El caso es que esta Nochevieja, después de tomar las uvas, me bajé al bar de la esquina. Así, sin traje ni nada, con el vaquero y el jersey de cuello vuelto para no pasar frío. En plan me tomo un bourbon y me subo a casa, sin ninguna pretensión de nada más.
Al entrar allí estaba ella. Tenía una copa en la mano. Me miró y se la llevó a la boca. Estaba sentada en una mesa con otra consumición frente a ella, lo que indicaba que estaba recibiendo este recién estrenado año en compañía de otra persona. Me dio igual.
En los últimos tres días no he contestado a los mensajes de Whatsapp de mis amigos, ni a los de mi familia. Ni ayer ni hoy he ido a trabajar, la empresa es mía y no tengo porque justificarme ante nadie por no abrir.
Hoy es 3 de enero. No sé cómo se llama la mujer de la copa de vino. No sé cuál es su profesión. No sé dónde vive. No me importa absolutamente nada de eso. Sólo sé que duerme a mi lado, en mi cama. En toda mi vida una mujer me había puesto tan del revés con sólo mirarme y llevarse a los labios la copa de vino porque nunca bebió el contenido de la misma, fui yo quien se lo tomó y sigo haciéndolo.
Galiana
Empezar el año hechizado, puede ser bueno o malo, según haya o no, resaca al despertar.
Saludos ✋
Me gustaMe gusta
Ya veremos
😘 😘 😘 😘 😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Que tenga una botella, de buen bourbon, a mano por si acaso 🥂✋
Me gustaMe gusta
😊😊😊😊
Me gustaLe gusta a 1 persona
Había caído en eso que llaman el espíritu navideño, mucho amor, muchos abrazos… ya veremos cuando legue la cuesta de enero.
Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Veremos que sucede
😘 😘 😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pues a disfrutar de la copa. Bravo por meterte en una mente masculina.
Es un placer leerte.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Me gustaMe gusta
Meter en la mente masculina es un reto
Me gustaLe gusta a 1 persona