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No sé
si exististe alguna vez.
Como estatua inmóvil, inquebrantable.
Intenté seguir un espejismo,
la sombra de una duda
revoloteando,
continuamente,
tras las murallas
de mi alma.
Buscando pistas inexistentes,
algún indicio
de tu presunta existencia,
ideando formas
para afrontar tu irrealidad.
Despertando
tras un largo letargo,
te descubro al fin
como roca inamovible,
como sueño atemporal
en la eterna encrucijada.












Muy buenos estos versos de este primer jueves del recién estrenado verano. Me gusta Sara
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Muchas gracias de veras aunque me queda mucho por aprender y mejorar.
Un saludo.
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