
Recuerdo de un pasado industrial ya lejano, la torre se levanta imponente símbolo fálico en medio de Madrid, entre el Rastro y Puerta de Toledo.
Nació en una época de hornos y ladrillos, de forja y de fábricas, y ahora es capturada en fotografías digitales por móviles inteligentes de circuitos miniaturizados.
Todo fluye, todo cambia. Sólo el ser permanece.

Jose Raigal











