No somos gilipollas

Este país es un tremendo caos donde los únicos que aportamos cordura somos los de a pie, aunque desde diferentes instituciones nos traten como gilipollas.

El partido que nos gobierna funciona estilo Mafia. Mafia siciliana de ésas que vemos en las películas. El caso Cifuentes ha sido un ejemplo patente, y patético también, de cómo se hacen las cosas por Génova, 13. Por supuesto que no se nos pase el asunto de corrupción en el que están envueltos Agustín Conde y Pedro Agramunt con prostitutas de por medio, y que desde el Consejo de Europa nos han tenido que llamar la atención por tener semejantes individuos ocupando un cargo público.

Hablando de Europa y de ponernos la cara colorada. Puigdemont fue detenido en Alemania y los juzgados de allí le dicen a los magistrados españoles que con la documentación que aportan no encuentra las razones para tenerlo enchironado por los delitos que aquí se le imputan, que envíen más papeles para demostrarlo porque lo que han recibido y nada es lo mismo. Lo que viene siendo decirnos a la cara que no hacemos las cosas como se debe. El resultado de todo esto ha sido enredar aún más la madeja del procés.

De vuelta a España, el gobierno de Rajoy resulta que no tenía dinero para subir las pensiones. Misteriosamente, a cambio de los votos del PNV para la aprobación de los PGE, éstas se revalorizarán con el IPC en los próximos años. A Fátima Báñez se le ha debido quedar cara de gilipollas, pero ya está Montoro para vender lo que tenga que vender y salvar la legislatura.

La cara que se le quedó a la ministra de trabajo ha sido la misma que se nos ha quedado todos cuando se hizo pública la sentencia de La Manada.

Las mujeres, desde aquel fatídico 26 de abril, sabemos que nuestra palabra ante un hombre que pretende cometer una agresión sexual vale un mojón. Tendremos que pelear con uñas y dientes para evitar ser agredidas y aun así luego podremos sufrir una nueva violación en los juzgados si nos tocan en suerte unos magistrados que apliquen la ley con ese marchamo de machismo que aún va en el ADN de la sociedad española. Los jueces de esta sentencia olvidaron un principio muy importante en derecho: in dubio pro reo, (en caso de duda a favor del reo) intentaron hacer una sentencia salomónica porque tenían sus dudas sobre si hubo una violación o sencillamente aquello era una relación sexual consentida y en un momento dado la víctima dijo no. Al final lo han dejado en abusos sexuales, tirando por la calle del medio, con un voto particular que deja el recurso fácil para la libertad de los acusados.

En un país con partidos en el gobierno al estilo mafioso, con tribunales extranjeros que nos sacan los colores, con gobiernos que funcionan a golpe de ocurrencias y con jueces cuyas sentencias resultan incomprensibles, el personal se siente tratado como gilipollas.

No, no somos gilipollas. Nos merecemos algo más de respeto, hagan el favor de tenérnoslo.

Galiana

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About Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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6 Responses to No somos gilipollas

  1. Avatar de marcosangulojavier clamorsegovia dice:

    Estamos dentro de una jaula que ya veremos cómo salimos de ella…

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  2. Una espiral de subnormalidad…
    Ahí nos encontramos
    Y lo que nos queda

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