Patriotitis y patriotismo

Este país confunde la patriotitis con el patriotismo que es un gusto.

Ambas acciones provocan vómito intelectual, sobre eso pocas dudas caben, pero entre ellas hay grandes diferencias. Quienes practican la primera lo hacen buscando unos intereses que nada tienen que ver con del conjunto del país. En cambio quienes se decantan por la segunda creen que con envolverse en la bandera son más patriotas y menos gilipollas.

Apropiarse de símbolos como la bandera o el himno nacional es algo que siempre ha hecho la derecha con el permiso de la izquierda, y sin su permiso también, faltaría más. Lo mejor de todo esto es que si algún pseudolíder de izquierdas tiene la genial ocurrencia de hacer uso de alguno de ellos se le critica de forma sangrante, porque según parece el patrimonio del uso y abuso de esta simbología, que se supone es de todos, lo tiene en exclusiva la derecha y cuanto más a la derecha sea mucho mejor. ¿Alguien entiende algo?

Esto de calzarse el gorro de la patriotitis no es algo típico de los políticos, que también, sino que suele ser recurrente en figuras de determinados ámbitos socioculturales. Más o menos como los menores cuando padecen de mamitis o papitis y dan el coñazo en el colegio, campamento de verano y demás lugares tratando a la desesperada de sobresalir por encima de los demás.

A estos sujetos que sufren de ataques de patriotitis les suelen llevar de paseo por determinados medios de comunicación, lo cual les viene bien para relanzar sus carreras profesionales y, por regla general, hacer caja durante un tiempo.

Nos alegramos por ellos, de verdad que sí. Todo el mundo tiene derecho a comer y a aguzar el ingenio para no verse como Carpanta. En determinadas profesiones, y a determinadas edades, la cosa flojea mucho, con lo que se entiende que es necesario hacer muchas piruetas circenses porque las facturas se acumulan y no se pagan solas.

Dicho todo esto, a toda esta gente que tiene un ataque de patriotitis hay que decirles que esto de jugar con los símbolos no, no es hacer patria. Es utilizar los símbolos de todos en beneficio propio.

¿Acaso van a repartir las ganancias obtenidas con su ataque de patriotitis? Seguro que no se les pasa por la cabeza donar una parte de los beneficios que obtengan en comprar mamógrafos nuevos para unidades de Oncología en centro públicos sanitarios. ¡Ah, no! Con ponerse un pañuelo rosa en la cabeza y hacerse las fotos de rigor para las campañas de prevención del cáncer de mama prestando su imagen ya es suficiente. Aun así, gracias por hacerlo. Por cierto, si deciden no repartir las ganancias obtenidas bien que hacen, que a pagar impuestos no les ayuda ni el Tato, y cuando la nevera tiene telarañas tampoco llega un alma caritativa con un poquito de nada.

Lo dicho, los ataques de patriotitis y el patriotismo de algunas personas es patético. Ahora bien, cada cual desde su libertad que haga lo que quiera, los demás con vomitar intelectualmente ya tenemos suficiente.

Galiana

 

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About Galiana

Escritora, bloguera, podcaster, enamorada de todo lo que huele y sabe a Cultura
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13 Responses to Patriotitis y patriotismo

  1. Avatar de cmacarro cmacarro dice:

    En este país somos mucho de tirarnos los símbolos a la cara unos a otros, de utilizar las banderas… para darnos golpes con el mástil. Y es que desde que comenzaron a fundarse reinos a medida que la reconquista avanzaba, esto siempre ha sido una casa de putas, con todo el respeto a las putas. ¿O será la dieta mediterránea? 😉

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  2. Pingback: Patriotitis y patriotismo – Manuel Aguilar

  3. Avatar de chus chus dice:

    Nombrándola sin nombrarla… 🙂

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  4. En mi opinión, la apropiación de los símbolos (junto con la creación de otros nuevos) es algo típico de las dictaduras historicistas (en general, los fascismos), lo que ha generado complejos en las ulteriores derechas democráticas y recelos en las izquierdas. Así, lo que es (debería ser) de todos acaba siendo nada y de nadie. No es que hoy la derecha se apropie de los símbolos, es que (por aquel recuerdo y asociación a la dictadura) la izquierda los desprecia y los usa como arma arrojadiza tiñéndolos de tufo dictatorial y ranciedad. Por cierto, la izquierda también se ha apropiado de otros símbolos (y estos sí con permiso y timidez de la derecha), pero se venden como símbolos de progreso y libertad.

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