No podía faltar en este mes dedicado al amor romántico, nuestro icono del romanticismo: Bécquer, maestro en el manejo de palabras maravillosas para encender y reavivar las pasiones amorosas.

Yo soy el rayo, la dulce brisa,
lágrima ardiente, fresca sonrisa,
flor peregrina, rama tronchada;
yo soy quien vibra, flecha acerada.

Hay en mi esencia como en las flores
de mil perfumes suaves vapores,
y su fragancia fascinadora,
trastorna el alma de quien adora.

Yo mis aromas doquier prodigo
ya el más horrible dolor mitigo,
y en grato, dulce, tierno delirio,
cambio el más duro cruel martirio.

¡Ah! yo encadeno los corazones,
mas son de flores los eslabones.
Navego por los mares,
voy por el viento
alejo los pesares
del pensamiento.
Yo en dicha o pena,
reparto a los mortales

con faz serena.
Poder terrible que en mis antojos
brota sonrisas o brota enojos;
poder que abrasa un alma helada
si airado vibro flecha acerada.

Doy las dulces sonrisas
a las hermosas;
coloro sus mejillas
de nieve y rosas;
humedezco sus labios
y sus miradas,
hago prometer dichas
no imaginadas.

Yo hago amable el reposo
grato, halagüeño,
o alejo de los seres
el dulce sueño,
todo a mi poderío
rinde homenaje;
todos a mi corona
dan vasallaje.

Soy el amor, rey del mundo,
niña tirana,
ámame, y tú la reina
serás mañana.

Gustavo Adolfo Bécquer, 1836 – 1870.

Poeta y narrador español exponente del romanticismo.

Autor de obras como Rimas y leyendas.

Reflexión: Bécquer, lo mismo que hiciera Lope de Vega, nos transmite con sus bellas palabras el carácter caótico del amor romántico y apasionado, y cómo nadie queda a salvo de su hechizo.

El amor es un sentimiento tan contradictorio, variable, constante, inesperado, espontaneo, duradero, fugaz e infinito, que dudo que haya humano sobre la tierra capaz de adquirir una sabiduría completa y absoluta sobre el mismo. Sólo tenemos el poder de vivirlo y disfrutarlo.

@Gemitax1