Soy mujer, madre y trabajadora. Por el mero hecho de querer ejercer de todo ello tengo mis derechos limitados en este país.

¡¡Vaya brutalidades que dice esta mujer!! ¿Acaso nadie le ha explicado que es española y aquí los hombres y las mujeres son iguales en derechos y libertades?

Ja, ja, ja. En España los derechos de las mujeres sobre el papel son idénticos a los de los hombres, pero ya sabemos que el papel lo aguanta todo.

¡Chica! ¿tú de qué vas? No me jodas que ahora vas a ser una feminista de ésas.

No es un tema de posicionamiento a favor del feminismo o del machismo, la cuestión no es ésa. Aunque llegados a este punto no estaría de más reconocer, de una puñetera vez, que en este país el machismo es una lacra que no nos sacamos de encima ni con agua caliente. Las cifras de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas avalan que el adoctrinamiento machista en qué fuimos instruidos durante los cuarenta años que duró la Dictadura de Franco hizo, y sigue haciendo, mucho daño.

Volviendo al binomio España/mujer, cuanto antes vayamos reconociendo que este país no protege a las mujeres como debiera más ganaremos todos. Esta protección a la que hago referencia depende del color del gobierno de turno. Para los gobiernos de derechas la cosificación de la mujer es casi una obligación, se empeñan en convertirnos en “mujeres florero”. No hay más que ver a las Ana Mato y compañía que tan magníficamente bien lucen sentadas en los banquillos de los acusados, parapetadas tras un “Mi marido se encargaba de todo”. Para los gobiernos de izquierdas la obsesión por empoderarlas les lleva a ponerles más piedras en el camino de las que ellas ya tienen, la famosa “ley cremallera” fue un buen intento, pero el tener que optar por una mujer por cuota y no por méritos hace dudar de la capacidad de la misma.

En España el ser mujer penaliza, sí, penaliza. La utilización de este verbo puede resultar indicativo de cierta agresividad por mi parte, soy completamente consciente de ello y aún así le he elegido. Toca demostrarlo, y para ello pongamos sobre la mesa algunas preguntas.

¿Alguien puede explicar por qué, a pesar de recibir la misma formación académica hombres y mujeres, cuando acabamos los estudios ellos encuentran trabajo mucho antes que nosotras? Misterios de la vida, es la respuesta más coherente que se me ocurre para no herir susceptibilidades.

Siguiente pregunta, que ésta era facilita.

¿Por qué en las entrevistas de trabajo a las mujeres en edad fértil se les pregunta sobre si han pensado en tener hijos en un futuro? La maternidad penaliza, dichoso verbo. La empresa considera ser madre como un gasto que no puede asumir, por contra si el hombre es padre le ve como una persona responsable en la que se puede confiar.

Puestos a seguir haciendo preguntas, la siguiente es cruel, lo reconozco.

¿Por qué el salario de los hombres españoles es un 14,9 % superior al de las mujeres? España es el sexto país europeo con mayor brecha salarial de género, solo por debajo de Eslovaquia, Alemania, República Checa, Austria y Estonia.

Soy mujer, madre y trabajadora en un país donde todas estas características condicionan mi vida y no precisamente en positivo. Quizá por eso hoy toca alzar la voz en el Día Internacional de la mujer.

Galiana