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No sabemos si es que hemos hecho un máster de paganinis, pero el caso es que ejercemos como tal con una facilidad pasmosa.
La ola de frío polar nos puede resultar muy graciosa por aquello de ver nevar en territorios donde hay generaciones que jamás lo habían visto. Lo malo es que lanzar bolas y hacer muñecos de nieve gracias a la caída brutal del mercurio coincide, casualmente, con una subida desproporcionada de la luz, ésa que necesitamos para no morir de frío.
La subida de la luz ha llevado a que el personal se subleve lo suficiente como para que el gobierno se vea en la necesidad de salir a dar la cara. Lo que ha cambiado el cuento en esta legislatura, antes que usaban el plasma para todo, ahora salen los ministros para pedir perdón, dar explicaciones y hasta a Rajoy se le ve haciendo prácticas de conciliación en casi todos los temas.
El Ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, está muy en su papel intentando hacernos ver que a la mayor brevedad posible intentará, sin llevar a cabo una política intervencionista, hablar con quienes controlan el cotarro. Dice que tratará de hacerles ver que por mucho que los pantanos estén vacíos porque no llueve, o que los molinos eólicos no se muevan porque no hay una gota de viento, no se puede elevar el precio de algo que tanta falta hace en invierno.
Con el precio de la luz disparado los de a pie ya tendríamos para estar cabreados, pero como parece ser que no es suficiente completamos el cuadro con la devolución de las cláusulas suelo.
Tras la sentencia sobre la devolución de las cláusulas del TJUE en diciembre pasado, el gobierno ha intentado ver como obligaba a los bancos a cumplirla. Hacerlo no debería ser complicado, se acata y listo, pero ya se sabe que estando de por un medio un banco la cosa no es sencilla nunca.
La banca ha asumido que va a tener que pagar en un plazo de tres meses. Hasta ahí todo correcto, pero resulta que tal y como ha dispuesto el gobierno en un acuerdo pactado con el PSOE y Ciudadanos, y plasmado en el RD del pasado viernes, las entidades no estarán obligadas a devolver el dinero si creen que los contratos no eran opacos. Para que todos nos entendamos, si la entidad crediticia considera que sus condiciones eran fácilmente detectables no tendrán la exigencia legal de devolver el dinero. Aquí es donde toca de decir aquello de “la banca siempre gana”.
Empezamos la semana sabiendo que la luz tiene un precio de cojón de mico, los bancos tiene una puerta trasera por la que escaparse de devolver la cláusula suelo. Pero eso no es nada comparado con haber descubierto que los fondos reservados han servido durante décadas para pagar los escarceos amorosos del anterior Jefe del Estado.
¡Estamos hecho unos paganinis de postín!
Galiana












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