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Las zonas altas en las ciudades rompen los límites del ladrillo, permitiendo que los ojos vuelen a lo lejos. Desde la cima de Méndez Álvaro se ve Vallecas y un incipiente Moratalaz. Madrid es una ciudad abierta sobre las calles, donde elevar los ojos y el espíritu. Dejar huir la mirada sobre los horizontes libera la mente y el alma.

@JoseRaigal











