A estas alturas del partido y teniendo que repetir elecciones porque los líderes de nuestros partidos políticos fueron incapaces de llegar a acuerdo de gobernabilidad, a los de a pie nos toca replantearnos muchas cuestiones. A quienes tuvieron que hacer lo que tenían que hacer y no lo hicieron a ellos les ha llegado el momento, también, de ponerse las pilas si no quieren que los resultados del 26J sean pizca más o menos que los del 20D.

Cómo se nota que es viernes y tenemos ganas de fin de semana, nos amontonamos más que de costumbre.

En el PP han comenzado a quitarse la corbata para aparecer en público como ejemplo de renovación del partido. Ver a Rajoy “descorbatado” se supone que es la estrategia para captar votantes entre los más jóvenes, que parece ser las nuevas generaciones no comulgan con los populares como debieran. En Génova no les salen las cuentas con los de siempre, esos fieles que haga lo que haga el partido, incluidos los casos de corrupción, van seguir apostando por los de la gaviota, y de ahí que pongan la caña en otros caladeros. Si esto es todo el lavado de cara que van a hacer los populares, puede que incluso llegar a los 7 millones de votantes sea una utopía. Arriola y Moragas parece que saben lo que tienen que hacer y cómo hacerlo.

Pedro Sánchez no es que tenga el camino mucho más fácil que antes del 20D. Intenta demostrar que el PSOE ha girado al centro, y se apoya con total descaro en la figura de Adolfo Suárez, es su manera de defender el pacto que hizo con Ciudadanos. Qué le vaya a salir medianamente bien está por ver.Lo que si le puede funcionar es el mezclar como está haciendo, entre su equipo más directo, personas que tuvieron influencia en Ferraz más por su buen hacer que por salir bien en la foto con independencia de la edad que tengan, sexo o el carnet de partido. El líder socialista trata de presentar otra forma de encarar la política, es un riesgo, si le sale bien perfecto, si no será un fracaso espectacular.

En Unidos Podemos todo es nuevo, pero todo es lo mismo que el 20D. Pablo Iglesias sigue sin atreverse a decir que es de izquierdas abiertamente, pero a la vez puja por el liderazgo de la izquierda, ¿alguien lo entiende? Su ego no le deja ver más allá de sus narices, y su distanciamiento de Errejón es cada vez más evidente, lo cual no beneficia a los de la coalición morada cara al 26J. Confían en que son los que mejor manejan los tiempos, aunque para eso tengan que ningunear a Alberto Garzón lo que no está escrito y hacerle creer que le están poniendo en valor.

Albert Rivera, está ahí, agazapado entre las sombras, esperando su oportunidad. No quiere abusar de prodigarse ante los medios de comunicación, ni ante su electorado. Sabe que es la clave para formar gobierno, y le da lo mismo con el PP, su aliado natural, que con el PSOE. Sigue la máxima de en boca callada no entran moscas. Una vez se vaya acercando el inicio de la campaña estará ahí, veremos si continuará apareciendo como un gatito mimoso al que todos quieren.

Con estos mimbres nos marchamos de fin de semana, que ya va quedando menos para que comience la campaña y tenemos que ir velando armas.

Galiana