Cuando nací me llevaron a la iglesia que hay en Manuel Becerra, en Madrid, y me ofrecieron a la Virgen de Covadonga. Si echo un vistazo a mi vida y a como me han ido saliendo las cosas, he de agradecer el trabajo que se ha tomado La Santina para cuidarme y velar por mí. Con las que he liado, en todas las facetas de mi vida, y lo bien que ha ido resolviéndose todo, creo firmemente que se ha ocupado de que todo me saliera adecuadamente.

En mis momentos más paganos y clásicos la puedo llamar la Diosa Fortuna, pero como es de bien nacidos el ser agradecidos, cada vez que paso por la Plaza de Roma la saludo con una sonrisa, que la debo mucho y muy bueno.

@JoseRaigal