Susana Díaz pensó que adelantando las elecciones en Andalucía conseguiría ser no solo la lideresa de los socialistas andaluces, sino la que mandase en Ferraz. El tiro le ha salido por la culata porque le falló su ambición.

Tras la noche electoral ella nos vendió una victoria inexistente. Recordemos que a estas alturas de la película sigue siendo Presidenta en funciones, y veremos si al final de la semana se ve en la obligación de convocar nuevas elecciones.

Ya estamos como de costumbre adelantándonos a los acontecimientos, cuando en política las horas son días y los días pueden ser semanas e incluso meses.

Susana Díaz creyó que con la convocatoria electoral del pasado marzo detendría el avance de Podemos en Andalucía. Pararlo, lo que se dice pararlo, no lo ha hecho, pero si es cierto que lo ha frenado, pero solo eso, frenado.

Con lo que no contaba es con que IU fuera barrida del mapa. Ni tampoco con que Ciutadans levantara el brazo en plan aquí estoy y hemos venido para quedarnos.

En Ferraz la aconsejaron pactar con Podemos, ceder a casi todo. Ella que es más terca que una mula, con perdón, sabe que si deja entrar a los podemitas en el gobierno se la comen con patatas antes de Navidad, y eso tendría sus consecuencias en cuanto a sus aspiraciones a llegar a Ferraz si Pedro Sánchez obtiene un mal resultado en las próximas Elecciones Generales.

La andaluza ha estado mareando la perdiz desde las elecciones esperando que los resultados del 24M favorecieran sus pretensiones, pero… ha sido que no.

A la vista de los resultados electorales tanto de marzo como de mayo cabe pensar que o está mal asesorada o su desmedida ambición la ha llevado a “autosuicidarse”.

La paciencia y Susana Díaz no son buenas compañeras, es más, peca de prepotente y soberbia, no solo con sus adversarios políticos sino con los de su propio partido. Tal vez, solo tal vez, si se hubiera inyectado alguna que otra dosis de humildad las cosas hubieran sido muy diferentes y en lugar de continuar siendo Presidenta en funciones hace tiempo que hubiera suprimido el apellido.

¿En este orden de cosas que opciones tiene la andaluza?

Podemos y Ciutadans pidieron la cabeza de Chaves y Griñán, ella las puso en bandeja de plata. Debía saber que eso no iba a ser suficiente, más que nada porque el asunto de los ERE en Andalucía aún no se ha cobrado su última víctima y tanto Pablo Iglesias como Albert Rivera tienen más que ganar si aguantan el reloj que si se precipitan.

Visto que pactar con quienes tiene la llave está complicado, a la andaluza se le ha ocurrido ponerle ojitos al PP, por aquello de tocarle las narices a Pedro Sánchez que ha dicho que de pactar con los de Rajoy nanai de la China.

Llegados a este punto solo nos queda desearle mucha suerte a Susana Díaz, que los dioses la protejan porque como tenga que convocar elecciones puede que alguno de los 47 diputados que tiene se le queden por el camino.

Galiana