En la UE no están contentos con cómo Rajoy ha gestionado el tema del ébola a pesar que él vaya presumiendo de lo contrario, cosas de no hablar idiomas y no enterarse bien de lo que dicen sus colegas europeos.

La cuestión es que Ana Mato le dijo a Rajoy: “Tranquilo, Presi, nos traemos a Pajares y los que estén infectados, españoles eso sí, que todo está más que dominado”. No sabemos si Mato quiso colgarse una medalla y hacer ver que controla el Ministerio más de lo que Rajoy esperaba o, sencillamente, es tan sumamente tonta que no se ha enterado nunca de qué va esto de ser Ministra de Sanidad.

La Sanidad española ni estaba preparada para traer a Pajares, ni lo está para hacer frente a la que tenemos encima. Lo peor no es que los hospitales no estén equipados para acometer una emergencia Sanitaria de esta envergadura, que ya es, lo peor es que quienes están al mando son tan sumamente imbéciles que se permiten el lujo de rechazar la ayuda de quienes entienden del “bichito” de marras.

Ana Mato no ha sido consciente que el ébola se le ha ido de las manos, así que Sáez de Santamaría ha tenido que acudir al rescate, poniéndose al frente de todo. Lo que no sabemos es para qué queremos una Ministra de Sanidad que en cuanto tiene que arremangarse no sabe ni cómo hacerlo.

No hay que ser demasiado listo como para saber que la crisis del ébola no puede ser gestionada por políticos con la catadura moral y humana del Consejero de Sanidad de Madrid, Javier Rodríguez, ni por burócratas que no distinguen un virus de una bacteria. Quienes deberían tener voz y voto, incluso por encima de los sanitarios, son los virólogos, y a éstos nadie les ha invitado a participar de “la fiesta”.

Viendo que están siendo ignorados, la Sociedad Española de Virología decidió contactar con el Gobierno para ofrecer de forma desinteresada sus servicios. La respuesta ha sido mandarla a la mierda con toda la diplomacia posible. Los virólogos se hacen cruces de cómo se está tratando el tema, son conscientes que en lugar de evitar riesgos lo que Ana Mato y los suyos están haciendo es incrementarlos, pero una vez que se han ofrecido y les han dicho que ya si eso, poco más pueden hacer.

En este orden de cosas tenemos fallecidos en suelo patrio, varios ingresados en cuarentena en espera de saber si han sido contagiados, una contagiada luchando por su vida. También tenemos unos facultativos, unos sanitarios sin la preparación adecuada que se requiere para enfrentar un tema del calibre que este tiene. Y, por si el coctel de elementos no fuera suficiente, los protocolos de actuación que tenemos no coinciden con los estipulados por la OMS, los de aquí han sido elaborados con prisas, de mala manera y en función de las necesidades que van apareciendo.

España le ha abierto la puerta al ébola en Europa, y lo ha hecho presumiendo de ser un país que contaba con todo preparado para que la repatriación de los infectados no pasará de ser una cuestión humanitaria. El problema es que los recortes en Sanidad han conseguido que la muerte en suelo patrio de los misioneros se haya convertido en una cuestión de Sanidad Pública gestionada, ahora, por la Vicepresidenta del Gobierno y un Comité Científico del Ébola cuyos miembros están aún por determinar.

Galiana