Deberíamos hablar de Mas y cómo sigue adelante con su consulta soberanista, de cómo Rajoy va a hacer todo lo imposible por que no se lleve a cabo, de cómo entre los dos van a poner el nombre de este país en boca de todo el mundo y, como de costumbre, no para nada bueno. Pero es que llevamos días queriendo hablar de la campaña de Pedro Sánchez, y como no lo espetemos vamos a reventar.
Los ciudadanos no paramos de decir que queremos políticos cercanos, que estrechen manos, que escuchen, que bajen a la tierra de los curritos.
Pablo Iglesias ha hecho de este lema su bandera y se ha paseado por las tertulias televisivas hasta decir basta. El líder de los socialistas decide que eso de relacionarse con el personal que usa la cabeza para algo más que sujetarse las orejas está muy bien, pero competir con Podemos le escuece, tanto que hasta es incapaz de pronunciar su nombre porque nos ha dicho su Jefa de Prensa que le salen ampollas en la boca si lo hace, aunque ya le han puesto una vacuna que va haciendo efecto.
El caso es que Pedro Sánchez ha decidido que los votantes son de todos colores y sabores, que lo importante son los votos y no quien meta la papeletita en la urna. Con este pensamiento en su cabeza montó el numerito en “Sálvame”, lástima que desde su gabinete no se cuente la verdad de cómo pasó todo y se hayan inventado lo de que la hermana y tal. Con las mismas acudió a vérselas con Trankas y Barrancas en El Hormiguero. Dicho sea de paso Pablo Motos le trató con guante blanco, todo muy pactado, todo muy controlado, no era cuestión que el próximo Presidente del Gobierno haga el ridículo en TV y le demos al mundo otro motivo más para reírse de nosotros.
Tenemos un político que se acerca a programas de máxima audiencia, donde el personal lo peta según el share, y lo único que se nos ocurre es pensar que este tipo está haciendo el gili con tal de sacar votos.
Un poquito de por favor, en EEUU los últimos presidentes han pasado por los programas de TV de todos los colores para pescar votos, y allí nadie se rasga las vestiduras ni nada parecido.
¿Los ciudadanos sabemos qué tipo de políticos queremos? Parece ser que eso de que les queremos cercanos lo decimos con la boca pequeña porque lo que de verdad nos pone es que sean tipos estirados, distantes, soberbios, prepotentes, que tengan una dicción y un vocabulario encorsetado tanto como el traje y corbata que se gastan, de marca faltaría más, lo de que sean creíbles y sinceros ya si eso.
El día que entendamos que los políticos no deben ser productos prefabricados para llegar a la Moncloa olvidando que alguna vez fueron ciudadanos, seremos capaces de comprender que determinados programas de entretenimiento de TV son un lugar tan dignos para “pescar” votos como las tertulias, los mítines y las visitas a los mercadillos de turno en campaña electoral.
Galiana












La verdad es que nos da lo mismo, ellos van a lo que van, pero me gustaría que cuando llegaran a la Moncloa hicieran políticas auténticas para mejorar nuestras jodidas vidas.
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Como dijo Sabina la otra noche de Gallardón que el poder no les cambie
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