El Gobierno y los Medios de Comunicación tienen un problema, un serio problema, que veremos cómo solucionan en los próximos días. La eliminación de “La Roja”, a las primera de cambio, ha supuesto un duro mazazo para ambos porque les ha dejado sin el salto de la cabra sobre el cajón para poder entretener al personal. Desde ambos sectores, juntos y por separado, podrían caer en la tentación de explotar la figura del nuevo Jefe del Estado, pero eso es un arma de doble filo y son demasiado conscientes de ello como para utilizarlo, aunque cosas peores les hemos visto hacer.

El nuevo Jefe del Estado no puede llegar, sentarse en el trono y hacer como la Selección en el Mundial, salir humillado, goleado y por la puerta de atrás. Felipe cuenta con una desafección por parte de la ciudadanía más que importante, y quienes manejan el cotarro no deben entretenernos con “sus primeras veces” porque eso da para poquito. Podrían recurrir a sacar en primera plana las detenciones de quienes se manifiestan por la III República, pero el papel de pirómano se les puede ir de las manos y a saber cómo apagan el fuego.

En este orden de cosas ha llegado el momento de mirar a lo que de verdad importa.

Montoro y Gallardón de aquí a las vacaciones del Ejecutivo van a estar en el centro del huracán. Ambos Ministros son como Atila, por donde pasan la hierba no vuelve a crecer.

El Ministro de Justicia, locuaz con los medios de comunicación siempre y cuando no se le pregunte por el tema del accidente de tráfico de su hijo y de cómo se dio a la fuga para refugiarse en la casa de papá, trata de implantar su Ley del Aborto a como dé lugar. Cierto que si “La Roja” hubiera pasado por lo menos la 1ª fase nos hubiera colado con mayor facilidad eso de tutelar la maternidad de las mujeres por parte del Estado al considerarlas incapaces de hacerlo por ellas mismas. Como la Selección vuelve a casa con el rabo entre las piernas tras el vapuleo recibido, Gallardón se encuentra con que la Ley del Aborto, cuanto menos, tendrá que esperar a septiembre.

Montoro tiene ya su Reforma Fiscal aprobada por el Consejo de Ministros el pasado viernes. En ella se nota que en mayo del próximo año tenemos elecciones autonómicas y municipales. En Génova tienen que recuperar los más de dos millones de votantes perdidos en los comicios europeos así que van a darnos un hueso para roer durante algún tiempo.

La Reforma Fiscal de Montoro que prometía cambiar de arriba el sistema tributario se ha quedado en un quiero y no puedo. Todo se centra en el IRPF y en el Impuesto de Sociedades. Para que todos nos entendamos, Rajoy subió los impuestos cuando llegó a Moncloa y entre 2015 y 2016 los baja para que sepamos a quien tenemos que votar.

Este lunes se está haciendo algo durillo entre tener que asimilar que tenemos un Jefe de Estado no legitimado por el pueblo sino impuesto por dedocracia, un Montoro haciendo de las suyas, y una Selección que ya da igual si gana o no esta noche a Australia.

Galiana