En este país somos la pera limonera y nos gusta enredar las cosas cuanto más mejor.
Todos pendientes de cómo en Ferraz se clavan cuchillos y los socialistas prometiéndoselas muy felices con estar en el ojo del huracán hasta su Congreso extraordinario de julio, cuando llega Juan Carlos con su intención de abdicar y corta el rollo de la popularidad de Ferraz de cuajo. No diremos que Rubalcaba no estaba al tanto de las intenciones del Jefe del Estado, antes de anunciar su dimisión, porque pecaríamos de inocentes pardillos y hasta ahí podíamos llegar.
Juan Carlos ha decidido que está hasta al moño de ser rey, de aparentar buena salud cuando es un anciano debilitado y con ganas de descansar y poco más.
Recalcamos lo de tener intención porque de hecho tenemos una Constitución que no contempla la abdicación entendida como una dimisión inmediata. Rajoy, al comunicar la noticia al país, debía haber dicho como Cospedal, que Juan Carlos se va estilo el finiquito de Bárcenas, en diferido en forma de simulación.
Expliquemos la diferencia entre abdicar como podría hacer la reina de Inglaterra y el tener que comunicar al Gobierno la intención de hacerlo para que sea aceptada su renuncia a la Corona.
Juan Carlos a día de hoy sigue siendo rey, su renuncia a la Jefatura del Estado debe ser regulada en un Decreto ley que se apruebe por Consejo de Ministros, dado que nuestra Constitución no tiene desarrollada una Ley orgánica que regule la abdicación del monarca ni el asunto de la sucesión,.
Todo parece muy farragoso, y es que lo es.
En este país tenemos la fea costumbre de dejar las cosas importantes para mañana y llevamos 39 años para preparar una ley que regule la abdicación del monarca así como el nombramiento de su sucesor, con lo que llegado el momento nos ha pillado el toro.
La abdicación de Juan Carlos no es tan sencilla como parece porque se plantea la cuestión de si es el momento de hacer una reforma constitucional, que tanta falta nos hace, cambiando muchas cuestiones, entre ellas el Titulo II relativo a la Corona.
Presentar la abdicación una semana después de los comicios europeos, cuando el Jefe de la Oposición ha presentado la dimisión y su partido está en un proceso de crisis interna que ya veremos cómo sale, y cuando a Urdangarin y señora les van a meter un puro desde los Tribunales de Justicia, nos huele a mieditis desde Zarzuela. Miedo a que la corriente emergente de la República se alce más de lo que a algunos les gustaría y Felipe se quede sin ceñir la corona como es deseo de su padre.
Si somos de verdad una sociedad madura en democracia como se viene defendiendo desde todas las Instituciones ¿no sería lo justo que se nos diera la oportunidad mediante un referéndum de elegir si queremos una monarquía o una república?
Tenemos propuesta de abdicación, es el momento de abrir el melón de la reforma de la Constitución y de abordar de una vez para siempre si queremos solventar el debate entre monarquía y república que dejamos pendiente cuando la dictadura apareció en nuestra historia.
Galiana












Como bien dices e indicas y das en el clavo :»Tenemos propuesta de abdicación, es el momento de abrir el melón de la reforma de la Constitución»
Me gustaMe gusta