Estamos que nos salimos con el órdago que le ha echado Mas a Rajoy con el referéndum del próximo 9 de noviembre sobre el Independentismo de Catalunya.

Por partes, que el personal ya está más que confundido entre su acusado sentido de la catalanofobia, y su no entender que es eso del Derecho de Autodeterminación y las consecuencias que del mismo se pueden derivar.

Catalunya no podemos obviar que tiene historia como Reino independiente y que en 1365 se creó la Generalitat, y que no fue hasta el matrimonio de Fernando con Isabel que Catalunya -por entonces anexionada al Reino de Aragón- que se unió al Reino de Castilla (lo que se supone es el germen de este país, ya que por aquel entonces España no existía).

No, no vamos a dar una lección de Historia de Catalunya que no somos historiadores ni pretendemos serlo, pero lo que tenemos claro es que en Derecho Internacional existe la figura del Derecho de Autodeterminación. Si los catalanes quieren acogerse al mismo para ser independientes de España ¿dónde está el problema, siempre y cuando se atengan a las normas Internacionales que son de obligado cumplimiento para todos?

El problema está en que Mas no está siendo claro, prueba de ello las mil vueltas que le ha estado dando a la pregunta hasta llegar a la doble pregunta, “¿Quiere que Catalunya sea un Estado?” y en caso de ser afirmativo contestar a la siguiente, cuando la única cuestión debería ser “¿Quiere que Catalunya invoque el Derecho de Autodeterminación?”.

Cierto que los expertos en Derecho Constitucional alegan que el referéndum es anticonstitucional porque el Derecho de Autodeterminación no está contemplado en nuestra Carta Magna. Ya se aseguraron de ello los “Padres de la Constitución” para garantizarse la unificación del país, que con el cambio de la Dictadura a la Democracia estaba más por la labor de hacerse cachitos, de ahí que se inventaran lo de las CCAA.

Pero volviendo al Derecho de Autodeterminación que tan bien regulado está en el Derecho Internacional. Mas debería haber sido valiente, la convocatoria del referéndum no es más que una chulería además en el día de la Patrona de Madrid, y haberse acogido a las normativas internacionales donde se dice claramente, que alegando razones históricas un pueblo puede solicitar la independencia del territorio que lo anexionó, dejándose de tanta pamplinería.

El problema que tenemos con las posiciones encontradas entre Mas y Rajoy es que nos van a pasar factura a todos, sino al tiempo.

Desde Moncloa se hace hincapié en hinchar el sentimiento anticatalanista de los españoles sin darse cuenta que eso es una barbaridad tremebunda, amén de quitarle importancia aduciendo que jamás de los jamases se llegará a realizar el susodicho referéndum. Desde la Generalitat Catalana se están forzando las cosas más de lo que se debiera y en el momento menos oportuno, pero es que ver a Mas hacer pedagogía es un impensable dado que ni sabe ni quiere.

En fin, que esto de ver como a Mas y a Rajoy los ciudadanos le importamos un pimiento, seamos catalanes o no, nos pone de los nervios, cuando lo evidente es que la política falla en este país más que una escopeta de feria.

Galiana